Forjador (Fabio Grobart hagiography)
Fabio Grobart Hagiography
This is only for information and the material presented here should be read with great caution and skepticism. Please, use critical care, since this contains distortion of facts, and sociological circumstances (e.g. does not explain in diatribes describing racism in pre-Castro Cuba that Batista and many of his minions were Black and/or part, Black), misrepresentation of circumstances before Castro took power are very extensive and self serving)...
However, it does point out the central role Fabio Grobart played, in Castro's ascent to absolute power... I regret the deletion of images but I do not yet know how to place them here.....
FABIO GROBART
Un forjador
Eternamente joven
Editorial Gente Nueva. Palacio del Segunda Cabo, O'Reilly no. 4, Habana Vieja. Ciudad de La Habana. Cuba. 1985
2635 Este libro ha sido procesado en et Combinado Poligráfico Alfredo López del Ministerio de Cultura, terminado en diciembre de 1985 Año del Tercer Congreso, Ciudad de La Habana. 08-07.
Este libro se publica en saludo
del Tercer Congreso del Partido
Comunista de Cuba
Amigo lector: A nuestra Editorial le gustaría saber lo quo opinas acerca del libro que vas a leer. Te agradeceríamos que enviaras tu opinión o cualquier otra sugerencia a nuestra dirección; Editorial Gente \Nueva. Palacio del Segunda Cabo, O'Reilly no. 4, Habana Vieja. Ciudad de La Habana. Cuba.
Prólogo
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Con motivo de su 80 cumpleaños, la Editorial Gen te Nueva ha seleccionado unos artículos escritos por Fobia Grobart para lo juventud, a quien va dirigido esta publicación.
Además, aparecen las palabras de Carlos Rafael Rodríguez cuando le fue otorgada a Fabio la Orden José Martí-.
Leerán, también, una breve autobiografía de Fobia, y verán su temprana y plena dedicación a la causo de los obreros, del marxismo•leninismo, del internaciona¬lismo proletario. Este hombre nacido en Polonia, vie¬ne a Cuba y se entrego a su historia corno Carlos Roloff también nacido en Polonia, unido a los mambises con los cuales obtuvo el grado de Mayor Gene¬ral. Los dos hacen de Cuba su otra patria y luchan por ella con denuedo y sin desmayos.
Hay personas que me preguntan ¿cómo conoció a Fabio?
Nos conocimos en el Castillo del Príncipe, cárcel de La Habano entonces. Me había enviada acusado de comunista con una sanción de expulsión por ex¬tranjero pernicioso
Es curioso que cuando me di un abrazo con Fabio, yo, todavía no era Blas Roca y Fabio no era Fabio. Entonces los compañeros de “Fabio” le llamábamos Otto Modley.
Claro que ya yo conocía a Fabio corno uno de nues¬tros dirigentes. Yo en ese tiempo usaba el pseudónimo "Julia”... Poco después tuve que cambiarlo por el de "Bueno". Más tarde, por los medios legales adopté mi nombre actual,
Cuando ingresé o me ingresaron o la cárcel, tuve que dar otro nombre, pues al pasar par la fotografía me encontré con un preso que me había conocido en lo cárcel de Guantánamo, hoy transformado en Mu¬seo.
Con nosotros además estaban otros compañeros, con ellos organizamos un círculo de estudios utilizando
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el libro de Scott Nearing: El imperio americano. Re¬cuerdo algunos de los compañeros que tornaban parte en el círculo de estudio: Joaquín Valdés, Gumersindo Montero y otros más.
Antes de venir a Cuba, Fobia era militante de la Juventud Comunista. Su familia era pobre y él, mucha¬cho aún, empezó a trabajar en una sastrería. La re¬presión desatada por el régimen reaccionario y anti¬comunista que existía en Polonia, lo hizo ir al exilio y vino, paro suerte nuestra, directo a Cuba, su otra patria. Cuando él llegó aquí se unió al movimiento obrero. Entró en contacto con los que estaban tra¬tando de organizar un partido marxista-leninista. Se suma a ellos y se hizo militante. Desde entonces sin un fallo ha mantenido en alto la bandera de la paz, de le solidaridad internacional y del socialismo. Tomó parte en el Congreso en el que se constituya el Primer Partido Comunista de Cuba, junto a Mella y Baliño.
¡Qué honor!
Antes del encuentro en la cárcel yo conocía a Fabio a través de cortas que cursábamos y que nos ayu¬daban en nuestro trabajo. En una ocasión nos había señalado equivocaciones en un manifiesto local y en un artículo del periódico mimeografiado Voz Proleta¬ria que publicábamos en Manzanillo, porque en una redacción descuidada, se hacía entender, que el mo¬vimiento sindical era la vanguardia de los trabajado¬res, en fugar del Partido, al que corresponde esa fun¬ción.
Fabio es un entrañable compañero, desde que lo abracé por primera vez, lo considero un hermosa de conciencia y corazón. Juntas hemos luchado, hemos sufrido prisiones, hemos proclamado a Fidel nuestro dirigente.
En la etapa actual ha tenido Fabio Grobart, tam¬bién, el supremo honor de presentar la proposición de que Fidel fuera elegido Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba en el Primer Y Segundo Congresal.
Blas Roca
No hay episodio heroico en la historia de nuestra Patria en los últimos arlos que no esté ahí representado; no hay sacrificio, no hay combate, no hay proeza —la misma militar que civil— heroica o creadora que no esté representada; no hay sector revolucionaria, so¬cial, que no esté representado. No habo de organiza¬ciones. Cuando hablo de sector hablo de obreros, ha¬blo de jóvenes, hablo de campesinos, hablo de nues¬tras organizaciones de masas.
Hoy hombres que fueron portadores durante mu¬chos años de as ideas socialistas, como es el caso de quien fuero fundador del primer Partido Comunis¬ta, el compañero FABIO GROBART...
(CASTRO RUZ, FIDEL. Discurso pronunciado en el acto de presentación del Comité Central del PCC. Tomado de lo revista Cuba Socialista no. 51. Noviembre 1965, pág. 68.)
, aquí estamos los hombres que iniciamos esta Re¬volución. Aquí estomas los hombres que la continuaron después, aquí se juntan las que tienen más años de Revolución. Los que empezaron antes que nosotros como FABIO GROBART y Carbajal, como Blás y Car¬los Rafael, los qué estuvimos cuando el Moncada, los que nos unimos en el exilio, los que nos unirnos en la Sierra, los que nos unimos en el triunfo, los hombres viejos y los hombres maduros, y os hombres jóvenes. Desde FABIO hasta Domínguez, estarnos todos.
(CASTRO RUZ, FIDEL. Discurso en la clausuro del f Congreso del PCC, La Habana, 22 de diciembre de 1975.)
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Fabio Grobart,
dos veces fundador,
habla para los pioneros
Nosotros queremos saber ¿cómo llegó a Cuba y cómo se vincularon los comunistas en nuestro país?
Emigré a Cuba, porque al salir de Polonia ilegal- mente, sin pasaporte, no podio viajar a ningún otro país sino al que me permitiera entrar y residir en él legalmente con cualquier certificado de identidad. En aquel entonces tal país era Cuba.
Llegué en 1924, sin conocer nada de su pasado ni de su presente de entonces. De lo lengua española no sabe más que un insignificante número de palabras que aprendí en el barco. Me sentí como un extra, Vio y echaba de menos a mi país natal y a mis compa¬ñeros de lucha. Yo no sospechaba que las ideas de lo Revolución Socialista de Octubre ya haban echado raíces también en esta isa. Me lo hizo saber inespe¬radamente un episodio.
Unas semanas después de mi arribo a Cuba; en uno de mis paseos nocturnos por la ciudad después de jornadas agotadoras de trabajo en un taller de sas¬trería, pasé junto o uno coso en una de las calles de La Habano Viejo, contigua al Puerto, y a través de su puerta abierta, me asombró ver un retrato de Lenin en le pared. Esto me conmovió. Más tarde supe que en esa casa radicaba una de los sindicatos de los tra¬bajadores portuarios. Entré en ella y fui recibido muy amablemente por un hombre negra que escribía sen¬tado detrás de un buró. Valiéndome de señas y palabras, le hice comprender lo que yo quería. Con un gesto fraternal que no olvidaré nunca, se levantó de su asiento y me invita a que lo acompañara. Me llevó al Centro Obrero que tenia su casa en Zulueta no. 37. Allí radicaba la Federación Obrera de La Habana, y también la Agrupación Comunista de Lo Habana.
Se abrió paro mí un nuevo mundo y definitivamen¬te se esfumaran mis primeras impresiones de soledad. Allí conocí a los dirigentes de la primero agrupación marxista-leninista de Cuba: Carlos Baliño. Julio An¬tonio Mella y otros. Educada en e! espíritu de internacionalismo proletario en las fías de la Juventud Có-
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muniste de Polonia, al mes aproximadamente de mi llegada a Cuba, pasé o ser miembro de a Agrupación Comunista de Lo Habana a través de su Sección He¬brea, y mas tarde; ganó el honor de ser uno de los pocos delegados al Congreso Constituyente del pri¬mer Partido Comunista de Cuba, en 1925.
¿Qué recuerdos guarda usted de los fundadores del Partido?
Carlos Baliño vive en mi memoria como un ancia¬no venerable con el semblante de un abuelo bonda¬doso cuya mirada y sonrisa ligera en los labios expre¬saban bondad y conquistaban la simpatía y confianza hacia su persona. Lo veía con frecuenta en el Centro Obrero, sentado detrás de un buró lleno de papeles y periódicos, leyendo o escribiendo. Por entonces era el director del primer periódico de los comunistas, Lu¬cha de Clases. No conocía todavía con la amplitud que conocemos hoy, su rico posado revolucionario y su amistad y estrecha colaboración con Martí por la independencia de Cuba; y tampoco sabía que él tam¬bién había sido el primer marxista de Cuba. En el Congreso del Partido en 1925 me pude dar cuenta del profundo respeto con que lo trataban Mela y los de¬más delegados y de la seria atención que prestaban a sus opiniones.
De Mella guardo varios recuerdos. Pero el que más se grabó en mi memoria fue su discurso en la tar¬de del Primero de Mayo de 1925 en a lomo de Reglo que llevo el nombre de Calina Lenin. Ese discursa fue el último que él pronunció un Primero de Mayo en Cabo, pues ese mismo año, después de su heroica huelga de hambre de 18 das en la cárcel de La Habana, tuvo que irse de Cuba para México, por a amenaza de muerte del tirana Machado. Allí fue asesinado tres años más tarde.
Desde entonces han transcurrido ya cerca de 55 años y, sin embargo, todavía está viva en mi memoria la imagen de aquel tribuno del pueblo que fue Julio Antonio. Su figura atlética y su rostro de facciones enérgicas estaban iluminados por el sol que suponía y sus palabras fluían can fuerza y belleza corno las aguas cristalinas y refrescantes de un poderoso ma¬nantial. Su discursa, dicho con ardor, expresaba los anhelos profundos de justicia social y libertad de la masa allí congregada e infundía fe y seguridad en la futura victoria de las ideas inmortales de Lenin tam¬bién en Cuba.
¿Y, qué nos puede decir de Rubén Martínez Villena?
Trabajamos y luchamos muy vinculados desde 1927 hasta su salida obligada de Cuba después de lo pri¬mero huelga general contra Machado, el 20 de marzo de 1930 de la cual fue el principal organizador y di¬rigente. Tres años más tarde volvimos a trabajar jun¬tos en el corto tiempo de vida que le quedó -iras la calda de Machado.
Todos los que lo conocían lo respetaban y querían, y además, lo admiraban por su modestia, honestidad y espíritu de abnegación y sacrificio en defensa de la patria y de los trabajadores. En las condiciones más difíciles de su grave enfermedad y del terror macha-dista, primero, y con sus dos pulmones totalmente des¬trozados en vísperas de su muerte, entregaba lentamente su vida paro asegurar el derrocamiento de Ma¬chada en agosto de 1933 y el desencadenamiento de la revolución popular. •
Sabemos que usted fue expulsado de Cuba por Ma¬chado. ¿Cuales fueron las razones de su expulsión?
Bajo el machadato caí preso dos veces. La primera fue en maya de 1930, después de los das huelgas ge¬nerales: la del 20 de marzo —ya mencionada— y la del Primero de Mayo de aquel año. Fui detenido jun¬to con 4 compañeros más, entre los cuales se hallaba el comunista chino José Wang, quien fue ahorcado en la cárcel por orden de Machado. Además de ser pro¬cesada, el tirano decreté mí expulsión de Cuba. Me salvé de la deportación gracias a la amenaza de huel¬ga general que hubo en octubre de aquel año a favor
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de la libertad de las presos políticos. Entre los cientos de obreros y estudiantes que Machado se veía obliga¬do a poner en libertad, me encontraba también yo.
La segunda vez fui detenido en 1932. En esta oca¬sión el nuevo decreto de expulsión se cumplió. Con mucha tristeza tuve que abandonar Cuba, que ya era mi nueva patria, donde dejaba a numerosos compa¬ñeros queridos en el Partido y en la Ligo Juvenil Co¬munista. Pero salí con la firme decisión de volver.
¿Cuando y cómo volvió a Cuba?
Al ser deportado no podía regresar a Polonia, donde yo tenía un proceso judicial pendiente desde 1924. Llegué o Alemania a fines de 1932 en vísperas de tomar Hitler el poder. Después la Unión Soviética me abrió sus puertas y encontré asilo y calor humano en la patria de Lenin. Fui enviado a un sanatorio en Crimea. Al regresar Moscú, además de seguir a vida y los problemas del entonces único país socialista del mundo, absorbía con ansia las noticias que llegaban de Cuba.
Entonces, ya no sólo mentalmente, sino también en a práctica, empecé a prepararme para e] regreso. En el mes de julio, un-as semanas antes de la calda de Mochado, me trasladé a Alemania para realizar los trámites del viaje. Va Hitler estaba en el poder y la barbarie nazi se imponía a cada poso. El Partida Co¬munista estaba en a ilegalidad y los campos de con¬centración y los cárceles estaban repletas con decenas de miles de antifascistas. Sólo gracias a la ayudo de tos compañeras alemanes desde la clandestinidad pude vencer las dificultades y lograr mi objetivo. ! Se pueden imaginar mi alegría! otra vez con mis compa¬ñeros, otra vez con mi partido.
¿Qué significada tuvo para usted participar en el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba en 1975, cincuenta años después de la creación de nues¬tro primer partido?
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Estudiantes, celebrado en 1923, moles que la impul¬saban a desarbolar acciones por la Reforma Universitaria y contra los gobernantes corrumpídos de aquellos años.
Todo esto creaba un terreno propicio, tanto para que arraigaran en la juventud cubana las ideas patrióticas de Martí y Maceo, y las de la victorioso Re¬volución de Octubre, como para que se realizara un trabajo fructífero del Partido dentro de este sector importante del pueblo.
Es por esto rozón que en 1928, a propuesta de Rubén Martínez Villana, el Comité Central del Partido nombra una Comisión, integrada por Higinio Ordo¬qui, Isidro Figueroa y el autor de este trabajo, encar¬gada de organizar la Ligo Juvenil Comunista (LJC) de Cuba. cumpliendo así el acuerdo del Congreso de 1925.
Al constituirse la Liga, tanto la Comisión como lo dirección del Partido, comprendían que la realización de esa tarea podio tener éxito únicamente si ya desde el inicio se la encaminaba hacia el establecimiento de vínculos estrechos, tanto con la juventud trabaja¬dora como con la estudiantil. Pero, ¿cómo lograrlo bajo el régimen terrorista de Mochado, que trataba siempre de justificar sus crímenes con lo necesidad .patriótica- de combatir el 'peligro comunista«? De otra parte, ¿qué métodos habría que emplear para que la gran masa juvenil, aún no politizada, y parali¬zada por las represalias, pudiera ser ganado para el combate por el programa revolucionario de uno organización como la Liga Juvenil Comunista?
Estaba claro que los primeros pasos de a naciente LJC tenían que ser meditados y sumamente cuidadosos.
5i hoy, en ocasión de cumplirse el 50 aniversario del surgimiento de la primera organización marxista-leninista de la juventud cubana, se quisiera resumir el camino recorrido por ella en los nueve años de su existencia habría que dividir ese período en tres eta¬pas.
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La primera etapa abarca los años desde 1928 has¬ta 1931. Es la etapa en que a naciente Liga Juvenil Comunista entabla sus primeros contactos con la ju¬ventud obrera, y, en menor grado, con lo juventud es¬tudantil. Estos contactos en su desarrollo, se convertirían en sólidas. Aunque aún pequeñas, bases de masa en las que lo LJC se apoyaría para su propio avance y fortalecimiento político y orgánico. Los éxi¬tos logrados en esa etapa por el exiguo número de los jóvenes comunistas en sus esfuerzos por vincularse con as masas juveniles, se deben, ante todo, al hecho de que supieron, con la ayuda del Partido, combinar, de un modo inteligente, el trabajo legal con el traba¬jo ilegal. Aprovechando las pocas posibilidades legales que todavía existían en los primeros años del machadato, la LJC, clandestina, tomaba las medidas nece¬sarias para agrupar a los jóvenes en organizaciones públicos, inscritas en los gobiernos provinciales, de acuerdo con todas as exigencias de a ley,
Con este objetivo, la Comisión Organizadora de la LJC comenzó su actividad en 1928, constituyendo asociaciones legales de carácter recreativo, con el nom¬bre de Juventud Cultural Deportiva Obrero. Paro ella se valló de la experiencia de la primera de las aso¬ciaciones de este género, organizada por los comunis¬tas un año antes, en enero de 1927, en el barrio del Cerro, en La Habana. Los Artículos 4 y 5 de los Esta¬tutos de esa asociación inscrita en el Gobierno Pro¬vincial, al fijar sus -fines, y «medios" establecían que:
La Juventud Cultural Deportiva Obrera pretende crear y fomentar el amor a la.cultura y al sport entre los obreros. - Paro realizar los propósitos que la animan, utili¬zará los medios acostumbrados por otras entida¬des análogas, esto es:
a) clases, conferencias; b) veladas teatrales y so¬ciales; a) cine, giros. paseos campestres; d) jue¬gos deportivos, gimnasio, etcétera.
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Los Estatutos de la asociación del Cerro sirvieron de modelo paro demandar la inscripción de clubes con el nombre de Juventud Cultural Deportiva Obrera, en Luyano, Regal, Jesús del Monte, San Antonio de los Baños y, un poco más tarde en varios lugares del in¬terior del país, como Santiago de Cuba y Santa Clara.
Esas asociaciones abrían sus locales, generalmen¬te, en zonas de importantes centros de producción y transporte, como en el Cerro, donde se hallaban los talleres ferroviarios de Ciénaga, la Papelera Cubana, fabricas textiles, rutas de transporte y una estación de tranvías; o como en Luyano, donde se halaban los talleres ferroviarios de Luyano, lo fábrico de atas y otras de importancia.,Los clubes abiertos se convirtieron pronto en puntos de reunión de cientos de jóvenes obreros que trabajaban y vivían en esas zonas. Pero los asociaciones de a Juventud Cultural Deportiva Obrera —recuerda Isidro Figueroa en el número 16 de la revista Santiago— incorporaban también a nume¬rosas estudiantes, los cuales visitaban asiduamente sus locales. Ello contribuía a continuar forjando la unidad entre los obreros y los estudiantes, obra ini¬ciada por Mela a través de lo Universidad Popular -José Martí...
La actividad cultural y deportivo que se realizaba en esas sociedades era bastante variada, En su seno funcionaban grupos artísticos y coros, y se daban cla¬ses y conferencias sobre una considerable variedad de temes, entre los cuales se hallaban también, desde luego, temas de carácter social e ideológico. Con todo el cuidado necesario —ya que la policía secreta, siem¬pre presente. Tomaba notas de todo—, se daban explicaciones sobre la división de a sociedad en cla¬ses y a lucha de clases; sobre lo necesidad de que los jóvenes obreros tuvieran jornadas más reducidas de trabajo para que pudieran dedicar más tiempo al es¬tudio; sobre a lucha de los pueblos oprimidos por su libertad e independencia nacional, etcétera. Un lugar especial dentro de esa labor educativa. Ocupaban las
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«veladas de preguntas y respuestas., consistentes en que los jóvenes hacían preguntas por escrito depositándolas en un buzón y luego un panel daba respues¬ta a las mismas en dichas veladas. Dentro de esas preguntas se encontraban, naturalmente, también al¬gunas de carácter político, previamente acordados por los jóvenes comunistas. Ayudaron en esta labor algu¬nos intelectuales procedentes be a ya clausurada Universidad Popular «José Martí, como Sara Pascual y Bernal del Riesgo. Un lugar particularmente promi¬nente en esa actividad lo ocupó Rubén Martínez Villena, quién, junto can otros dirigentes del Partido, prestaba gran atención al desarrollo de dichas aso¬ciaciones.
Entre las primeras actividades de género legal de a LJC se hallaba también la publicación del perió¬dico mensual Juventud Obrera, que empezó a apare¬cer en 1927 como órgano de la Juventud Cultural De¬portiva Obrera del Carro. La publicación de este pe¬riódico legal fue prohibida por la dictadura en vís¬peras de la huelga general de marzo de 1930. Sin embargo, continuó editándose clandestinamente, con el mismo nombra, como «órgano central de la Liga Juvenil Comunista de Cuba-.
Gracias a esa labor legal. A Comisión Organiza¬dora de la LJC y los miembros del Partido dedicados al trabajo entre la juventud, pudieron entablar y cul¬tivar relaciones fraternales con un número conside¬rable de jóvenes obreros y estudiantes, conocer de cerca sus necesidades e inquietudes en los centros de trabajo y en los planteles de enseñanza y, sobre a base de estos conocimientos, formular mas tarde un modesto programa de reivindicaciones, capaz de levantarlos a la lucha e impulsar su organización y unidad. Este programa incluía demandas tales como: salario igual por trabajo igual: jornada de siete horas de trabajo; defensa de los aprendices contra los abu¬sos de los patronos; prohibición del trabajo de los me¬nores de catorce años; vacaciones pagadas; derecho
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o la cultura, al deporte y al descanso; matrícula y transporte gratis para los estudiantes pobres; igual¬dad de derechos para los jóvenes negros y blancos, etcétera.
Por otra porte, esas relaciones fraternales crearon las condicionas propicias para el surgimiento y el de¬sarrollo de una confianza mutua entre los comunistas y los demás jóvenes, necesario paro poder explicar a los más maduros de ellos lo que era lo LJC, y propo¬nerles su ingreso en a mismo, Con estos jóvenes se organizaban pequeños circulas de estudio. que fun¬cionaban por supuesto fuera de los locales de los clubes, en los cuales compañeros más preparados daban charlas sobre los objetivos programáticos y los principios de organización del Partido y de a LJC, so¬bre el patriotismo y el internacionalismo proletario, sobre la Unión Soviética, el movimiento revolucionario y juvenil comunista en otros países, etcétera.
Es de este modo como las filas de la LJC iban nutriéndose con nuevas miembros y nuevos organismos de base —que se llamaban, al igual que los del Par¬tido, células--- en centros de producción y, desde 1929. También en organizaciones sindicales y planteles de enseña neo.
Toda esa labor no podía. Desde luego, pasar ínad¬vertída para los órganos represivos de Machado. Ya el mismo ario de 1928, el Subsecretario de Goberna¬ción remite —con fecha del 11 de mayo— al Gober¬nador Provincial de La Habana dos informes de la Policía Judicial en los cuales se dice, entre otras cosos, la siguiente:
Todas estas tituladas sociedades culturales son ramificaciones de agrupaciones comunistas que se organizan en esa forma para poder funcionar con aspectos legalizadas (...) Lo documentación ocupada (...) es suficiente para probar la existencia de uno vasta organización, cuyo principal objeto consiste en cambiar el régimen constitucional
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establecido, derrocando al Presidente de la República y disolviendo el Congreso, para esta¬blecer un gobierno dirigido por obreros, campe¬sinos y soldados de acuerdo con las teorías co¬munistas.
Y en el informe de un agente de la policía secreta a sus superiores, de fecha 11 de noviembre de 1929, se puede leer:
Durante varios horas que he permanecido en el local social de esta asociación (Juventud Cultural Deportiva Obrera del Cerro). Observando todos los movimientos y viendo de cerca a los mucha¬chos que aparecen como educandos, he llegada o la conclusión de que o éstos se les preparan para que sean hombres de bien. amen a su patria y seco útiles a lo sociedad en que viven, sino para que odien a todos los gobiernos y al capital y se entreguen en cuerpo y alma a los planes que el Soviet se propone desarrollar para destruir el actual estado social y adueñarse del Mundo (...) Hablan y discuten sobre las huelgas y choques comunistas ocurridos en estos últimos días en el extranjero, las hazañas que realizo el Soviet Ruso en Moscú, los brotes surgidos en el Japón y Coreo, las declaraciones hechas por Stalin con motivo de las fiestas celebradas en Ru¬sia para conmemorar el aniversario de la .evo¬lución de 1917, y las noticias que venía publican¬do la prensa diaria de esta capital en relación con fa huelga de chóferes y conductores contra la empresa de ómnibus «Cuba».
(..,) Por todo lo que llora expuesto, estimo que existen sobrados motivos para considerar peli¬grosa fa actuación que desarrolla la Juventud Cultural Deportiva Obrera del Cerro y que la enseñanza que les proporciona a los niños que a ella concurren dista mucho de ser la que ampo27
ro el Reglamento por el cual se rige, y los con¬duce, irremisiblemente a la perdición. Haciéndo¬les creer que el obrera, pare ser digno y conquistar la mayor suma de bienestar en lo vida debe odiar al patrón y ser enemigo de todos los go¬biernos.
Después de cada uno de esos informes policíacos, aumentaban las represalias contra las actividades y los dirigentes de esas asociaciones. Particularmente intensas se hicieron las persecuciones desde 1929. cuando el 10 de enero de ese año, agentes de Macha¬do asesinan a Julio Antonio Mella en México, y a fines del mismo año la dictadura pone fuera de la ley a la Federación Obrera de La Habana y a la Confedera¬ción Nacional Obrera de Cuba.
Pero esas represalias, lejos de producír abatimien¬to y apatía entre los trabajadores, como sucedía en los primeros tres arias del régimen machadista, a hora provocaban y estimulaban su ira e indignación. Ello se debió al agravamiento de a crisis económica y al trágico empeoramiento progresivo de las condiciones de vida de los trabajadores después del crac banca¬rio de Wall Street en 1929; pero también a que, des¬de 1925, con el nacimiento y la actividad abnegada y heroica del Partido Comunista, la case obrera iba sa¬cudiéndose de los primeros impactos del terror ma¬chadista elevando su conciencia antiimperialista y de clase, y haciendo cada vez mas firme su decisión de combate por cambiar radicalmente aquella situación.
Eso mismo sucedía con la juventud trabajadora y estudiantil. Los clubes legales con el nombre de Ju¬ventud Cultural Deportiva Obrera, tenían una gran importancia en los años de 1927 a 1929, porque agru¬paban a los jóvenes que aún no hablan despertado a la lucha social y política. Pero cuando desde fines de 1929, el gobierno empieza a intensificar as repre¬salias contra as asociaciones legales, ciertamente mu¬chos jóvenes las abandonan y otras renuncian a sus
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cargos en a Directiva; pero en esos momentos ya exis¬te a Liga Juvenil Comunista en importantes centros de trabaja y algunos planteles de enseñanza, y los comu¬nistas logran ya agrupar en torno suyo a miles de jó¬venes obreros y estudiantes que tienen una conciencia política acrecentada y una disposición de lucha contra el odioso régimen. Por otra parte, la propaganda cons¬tante en favor del programa reivindicativo, meneo-nodo anteriormente, empieza a surtir sus efectos. Los jóvenes trabajadores comienzan ya a prepararse para a lucha por llevarlo a la práctica. Como resultado de estos cambios, el centro de la actividad de los mili¬tantes de la LJC se va trasladando de los clabes cul¬turales y deportivos a los gremios obreros, y comienza a surgir uno nueva forma de organización, más ajus¬tada para la lucha reivindicativa: as secciones juve¬niles en los sindicatos.
El ascenso de la combatividad y de la organización de la clase obrera a partir de 1929, tiene su punto culminante en o huelga general política contra Ma¬chado y por as reivindicaciones de los desocupados, el 20 de marzo de 1930. En la preparación y realiza¬ción de esta histórica huelga, la LJC y as nacientes secciones juveniles de los sindicatos desempeñaron un importante papel. Junto con el Partido y lo Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), encabe¬zados por Rubén Martínez Villano, los jóvenes comu¬nlstas contribuyen con su entusiasmo y dinamismo a asegurar el éxito de esa huelga general que paraliza totalmente la vida económica en La Habano, Man¬zanillo y otros lugares de a Isa, durante 24 horas.
Inspirados en este glorioso ejemplo de a unidad de acción del proletariado el 20 de marzo, también los estudiantes se sacuden de la apatía en que habían cal¬do después do su último combate contra la Prórroga de Poderes de Machado, en 1928. Respondiendo al llamamiento de los estudiantes comunistas y de los de otras corrientes revolucionarios, el 30 de septiembre del
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mismo año se efectúa lo valiente manifestación común de estudiantes y obreros en la que, en combate con la policía, cae Rafael Trejo.
Después de a acción del 30 de septiembre, muchos de aquellas jóvenes manifestantes ingresan en las fi¬las de la juventud comunista.
La LJC, por su composición social y por sus proyec¬ciones, viene a ser, de este modo, la organización que simboliza la unidad de combate entre los obreros y los estudiantes, que tanto anhelaba Mella, en la lu¬cha por uno Patria libre y por una Cuba socialista.
El punto culminante de todo este proceso de for¬mación de lo Liga Juvenil Comunista, comenzando en 1928, es su Primera Conferencia Nacional, celebrada clandestinamente en 1931 por iniciativa del Partido. Participaron en ella unos 20 delegados en represen¬tación de las células de base. Además de aprobar un plan de trabajo, la Conferencia eligió al Comité Cen¬tral de la LJC, y, como su Secretario General, al com¬pañero Severo Aguirre, quien fue su dirigente prin¬cipal hasta que ésta dejó de existir.
La segunda etapa abarca los años desde 1931 has¬ta 1935. Es la etapa en que la LJC, siguiendo la línea trazada por el CC del Partido después de las acciones revolucionarios del 20 de marzo y el 30 de septiembre, se lanza a conquistar a la juventud obrera y estudian¬til paro la lucha desplegada contra a dictadura y su sostén, el imperialismo, en estrecha ligazón con el combate por sus demandas económicas, sociales y po¬líticas.
Legalizado lo CNOC y anulados los derechas sin¬dicales de reunión, palabra y huelga, la actividad prin¬cipal del Partido, de la LJC y de los propios sindíca¬tos, se traslada a los centros de trabajo.
La LJC, coma el Partido, pasa a estructurar sus or¬ganizaciones de base, las células dentro de las fábricas, plantaciones, minas, grandes establecimientos comerciales, estaciones de transporte, planteles de en¬señanza, zonas campesinas, etcétera. La ventaja de
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esa estructura consistió en que ella permitía, de un lado, mantener uno vinculación cotidiana y estrecha con los obreros, estudiantes, etcétera, y del otro, im¬posibilitaba, o dificultaba seriamente, a los órganos represivos de a dictadura, impedir la actividad revo¬lucionaria de los comunistas. Para lograrlo, Mochado hubiera tenido que cerrar los centros de trabajo, como lo hacía con los sindicatos y os clubes culturales y deportivos de la juventud; pero esto era naturalmente imposible.
De este modo, las fábricas y los demás centros de trabajo se convirtieron, can esta nuevo estructuro del Partido y de la LJC, en una especie de fortalezas inexpugnables. Allí se forjaba la unidad de acción y a unidad orgánica de los trabajadores; allí se distribuyo la propaganda clandestina; allí se celebraban las mí¬tines relámpagos-, al terminar los obreros el trabaja; allí, en las chimeneas de las grandes fabricas, se col¬gaban las banderas rojas los Primeros de Mayo o los 7 de Noviembre; allí se acardaban y se preparaban las huelgas; y de allí partían, muchas veces, las prohi¬bidos manifestaciones da calle en protesta contra los crímenes de Machado; en las jornadas internacionales de lucha contra el peligro de guerra y en de¬fensa de la Unión Soviética; en demanda de libertad para Dimitrov, Thaelmann y las demás víctimas del fascismo; en apoya al pueblo de Etiopía en su lucha he¬roica contra la invasión del Ejército de Mussolini en 1935, mientras que el Emperador desertaba; en soli¬daridad con Sandino y los demás combatientes contra el imperialismo y a reacción en América Latina y en otras partes del mundo.
La LJC desplegó una gran actividad entre los estu¬diantes de la Universidad, en los Institutos de Segun¬da Enseñanza, en lo Escuela Normal y en la Escuela de Artes y Oficios. Los jóvenes comunistas trabajaban en frente único con los estudiantes de otras tendencias revolucionarlas. El Ala Izquierda Estudiantil —que sur
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gió en 1931 porque, a diferencia del Directorio Estudiantil, los estudiantes antiimperialistas estimaban con toda rajón que a lucha contra Machado y el machadismo pedía ser efectiva y beneficiosa al pueblo, únicamente si estaba dirigida temblón contra el imperialismo—, tuvo entre sus dirigentes y miembros más combatívos a prestigiosos militantes de lo Liga Juvenil Comunista.
La LJC fue un gran auxiliar del Partido en el difícil proceso de su transformación en un partido na¬cional, con una vasta red de células y comités en todo el país y. principalmente, en las colonias y centrales azucareros, y en numerosas zonas campesinas. En las condiciones del terror machadista. la Liga ayudó al Partido en lo histórica torea de constituir, en el cora¬zón mismo del dominio económico yanqui en Cubo, la industria azucarera, el primer sindicato nacional de los trabajadores azucareros, o fines de 1932; lo ayudó en la organización de as huelgas de los obreros agrícolas y de los centrales por las ocho horas de trabajo, contra el pago en vales y fichas, y por el de¬recho de reunión, huelgo y organización, durante los años de 1933 y 1934; en los combates con la Guardia Rural contra os criminales desalojos de los campe¬sinos, etcétera. Serio imposible escribir a historia de la huelga general de agosto de 1933 que condujo al derrocamiento revolucionario de Machado; del in¬tento de los trabajadores de constituir órganos loca¬les de poder obrero y campesino en forma de soviets; de las combativas huelgas de los empleados del Es¬tado, de los maestros, de los médicos, de los estudian¬tes, etcétera, durante todo el año de 1934 y en los primeros meses de 1935; de la lucha contra la bochor¬nosa discriminación racial de los negros en los par¬ques, en o Uníversídad, en los escuelas particulares, en las clínicas de los Centros Regionales, etcétera, pasando por alto el papel desempeñado en todas esas luchas por los jóvenes comunistas.
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Entre los grandes virtudes de la LJC hay que incluir su amplia comprensión del papel de la propaganda impresa. Aparte do Juventud Obrero, editaba un gran número de hojas sueltas, manifiestos y pasquines. Ade¬más contó hasta con una pequeña imprenta clandestina que durante dos años, imprimía inclusive Juven¬tud Obrera y El Centinela, órgano del Partido para los fuerzas armadas. Además, varios comités y muchas células confeccionaban sus propios boletines, llama¬mientos y otros impresos. Ejemplos de ello son Lo Hoja, órgano de una célula de la LJC en Santiago de los Vegas, en el año 1934, y El Timbrazo, boletín de una célula de le LJC en La Habana también en 1934.
Pero, no obstante la gran influencia y simpatía de los comunistas entre los jóvenes. el número de miem¬bros de la LJC no pasaba de tres mil en eso época. Ello se debió en gran parte a su situación de clandestinidad: pero también —como más tarde lo indicó el VI Pleno del CC del Partido--- a su sectarismo, y sus métodos y formas de organización que no siempre eran juveniles, sino copias mecánicas del Partido.
Muchos militantes de la LJC caían presos y sufran torturas. En las cárceles organizaban, con la ayuda de militantes del Partido presos, círculos de estudio teóricos del marxismo-leninismo y discusiones sobre temas políticos.
La LJC también tuvo sus mártires. Mencionaremos, entre otros, al líder estudiantil Marcio Manduley: Luís Melian Hernández, miembro del Comité Central de a Liga, y Boris Wasksmon, militante de base, ambas ase¬sinados en La Habana; Mirto Millón, asesinado en Santa Cara; América Lavadí y Rolando Ramos, en Santiago de Cuba; y Felo Santiesteban, en Manzanillo. Entre los mártires hay que mencionar también a Fran¬cisco González Cueto, Poquito, miembro de la Liga de los Pioneros, constituida por la LJC en 1931. asesinado al asistir al entierro de las cenizas de Mela, el 29 de septiembre de 1933.
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El punto culminante de esta etapa, es la huelga general de marzo de 1935.
Fiel y disciplinada cumplidora de las orientaciones y decisiones del Partido, la LJC estuvo también, como siempre, al lado de éste en aquellos difíciles días de lo huelga general en que se decidía el triunfa o la derrota de la lucha popular revolucionaria, iniciada con la calda de Machado. La Liga hizo lo que fe era po¬sible por contribuir con sus esfuerzos ala unidad de todas las fuerzas revolucionarias para impedir que la reacción desenfrenada, encabezada por Batista y Pe¬draza y apoyada par la embajada norteamericana, lo¬grara aplastar al pueblo desunido y desarmado. Pero ello fue Imposible, y la derrota se hizo Inevitable.
La tercera etapa, abarca el lapso desde 1935 hasta 1937. Son los años en que la LJC deja de existir para dar paso a otras formas de trabajo y de organización de los jóvenes comunistas.
Las represalias violentas que siguieron a la derrota de la huelga general de marzo, crearon una nueva si¬tuación. Las cárceles se llenaran con miles de presos políticos, los Tribunales de Urgencia funcionaban a todo vapor, los Decretos-Leyes de excepción se apli¬caban a diestra y siniestra. Como resultado, los sindi¬catos fueron prácticamente disueltos; miles de obreros revolucionarios fueron botados del trabajo; la prenso oposicionista, amordazada; y los partidos revoluciona¬rios, puestos fuera de la ley.
En lo que concierne a la Liga Juvenil Comunista --narra Severo Aguirre en sus Recuerdos de la LJC (Hoy Dominga. 2 de agosta de 1959), casi un 50% de sus militantes fueron encarcelados, otros sufrieran torturas, fueron golpeadas o asesinados.
La situación creada en Cuba con la derrota de marzo, coincidía con los avances del fascismo y su I secuela: el creciente peligro de una nueva guerra mundial y de un ataque a lo Unión Soviética, denun
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ciado par Dimitrov en el histórico Vil Congreso de la Internacional Comunista —celebrado en julio-agosto de 1935-- como el peligro fundamental para el movi¬miento revolucionario y para toda la humanidad. Te¬niendo en cuento esta situación el VII Congreso declaró que la tarea Inmediata y principal del movimiento obrero internacional era el establecimiento del frente único de lucha, del frente popular antifascista y, en los poises coloniales y semicolonia les, del frente popular antiimperialista.
En el VI Pleno del Comité Central del Partido, que se reunió los días 21 y 22 de octubre de 1935 paro discutir la aplicación en nuestro país de las decisiones be ese evento internacional, Blas Roca hizo en su in¬forme- un análisis profundo de la situación en Cuba y, a la luz de los planteamientos y resoluciones del VII Congreso, trazó el comino hacia la solución de los grandes problemas de la Revolución Cubana y fijó un programo de acción poro todos los revolucionarios y pare toda el pueblo.
En dicho Informe, que sienta las bases de un pro¬fundo viraje en la política del Partido, y que fue aprobado íntegramente por el VI Plena, Blas Roca señaló:
La tarea más inmediata y grande que tiene ante si el movimiento revolucionaria cubano, el movi¬miento nacional liberador y antiimperialista, es el establecimiento del más amplio frente único po¬pular de lucha, antiimperialista antireacionario y antimachadista.
Y examinando el modo de aplicar oso tarea funda¬mental con respecto a la juventud, el Informe planteó:
(...) para esto es preciso que nosotros bogamos todos los esfuerzos par ayudar a unificar a toda
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la joven generación cubana, al establecimiento del más amplio frente único de todas sus organi¬zaciones de masas, políticos, culturales, socieda¬des negras, religiosas, económicas y de recreo, para la lucha contra la subyugación de nuestro país, por la democracia, para una cruzada contra el analfabetismo, por la cultura, por el bienestar y por el futuro de la juventud.
Y en cuanto a la Liga Juvenil Comunista, el Informe
subrayó; l
(...) debernos ayudar a la transformación de la Liga Juvenil Comunista en una organización de mi¬les y miles de jóvenes; una organización que tengo un programa distinto al del Partido, eminentemen¬te antiimperialista, de un contenido no sólo polí¬tico sino también económico, social y cultural, que tenga una distinta base de organización (clubs, teams deportivos, círculos culturales, secciones sin¬dicales, etcétera); una real organización de masas sin partido, que no esté obligado a cumplir los acuerdos del Partido.
Este planteamiento sobre la transformación de la Liga Juvenil Comunista, como tal, en una organización de masas, no era aplicable bajo el régimen de terror en que se hallaba el pais y el movimiento revolucionario en aquellos momentos. Únicamente haciendo uso de as mínimas posibilidades legales que aún existían para aplicar nuevas formas y nuevos métodos de organiza¬ción y propaganda, se podía levantar otra vez un mo¬vimiento juvenil de masas sobre la base de un progra¬ma modesto, ajustado o la situación, y con proyeccio¬nes revolucionarios, no declaradas para el futuro. Tales métodos y formas legales eran aplicados por el Par
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-tido con mucho éxito en a reconstrucción del movi¬miento sindical y en el levantamiento de un vasto mo¬vimiento de masas a favor de la amnistía para los pre¬sos políticos y por a convocatoria de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana.
Estas métodos y formas legales dieron también bue¬nos resultados en lo tarea de reconstruir el destrozado movimiento juvenil revolucionario. Así, aplicando en la práctica las orientaciones aprobadas par el VI Pleno del CC del Partido, surge a fines be 1936 uno nueva organización juvenil, legal y sin partido, con el nombre de Hermandad de los Jóvenes Cubanos, encabezada por una dirección del -mas amplio frente único- den¬tro de a cual, por supuesto, habla también jóvenes comunistas. Las tareas de esa organización, explica Flavio Bravo en sus Recuerdos de lo Juventud Comu¬nista, consistían en prepagar un programa patriótico, de unidad del pueblo de Cuba, de progreso, de de¬fensa de las reivindicaciones de la Juventud trabaja¬dora, campesina y estudiantil, así como de los dere¬chos democráticos, propagando el ideario martiano.
En marzo de 1937 surge otra organización juvenil legal con el nombre de Agrupación de Jóvenes del Pueblo, en cuya dirección se hallan, desde luego, tam¬bién jóvenes comunistas. Es una organización mas po¬litizada que la Hermandad de los Jóvenes Cubanos. Basa su actividad en los jóvenes trabajadores, y su objetivo central es la lucha por lo convocatoria de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana.
Ambas organizaciones abrieron una etapa nueva en el movimiento juvenil y democrático de Cuba. Les siguieron, años más tarde, la Juventud Revolucionaria Cubana, como resultado de la fusión realizada entre esos dos, en 1941, y a Juventud Socialista, constituida en noviembre de 1944. Pero, como ninguna de las cuatro organizaciones mencionadas forman parte del tema de este trabajo, no analizaremos aquí la rica his¬toria revolucionaria de éstas.
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La Liga Juvenil Comunista no podía, con su nombre y sus cuadros conocidos y perseguidos por los órga¬nos represivos, convertirse, en las condiciones de los años 1935 a 1937, en una organización legal de ma¬sas. Ante los avances y éxitos de a Hermandad de los Jóvenes Cubanos y la Agrupación de Jóvenes del Pue¬blo, ella dejó de existir, Los militantes de la UC se agruparon entonces en células juveniles del Partido, ,creándose una Comisión Juvenil adjunta al Comité Central y Comisiones Juveniles en los organizaciones intermedias del Partido. No se constituirá otra organización propiamente de jóvenes comunistas hasta 1944, en que se fundó lo Juventud Socialista,
Al celebrarse este año el quincuagésimo aniversario de la fundación de esa primera organización marxista-leninista de la juventud cubana, tanta la Unión de Jó¬venes Comunistas de hoy que tiene en a LJC su antecesora histórica. como todo el pueblo de la Cuba libre y socialista, rinde homenaje de admiración ca¬riño a aquellos jóvenes revolucionarias que, en con¬diciones sumamente difíciles, supieron sacrificar los años juveniles, los estudios, el cariño de lo familia y a alegría de las diversiones; sufrir torturas y cárce¬les; entregar, en fin, lo mejor de sus vidas y hasta sus vidas mismas, para que la juventud del presente y, junto a ella, la clase obrera y todo el pueblo, puedan vivir sin explotadores ni opresores en una Patria que, bajo la dirección del Partido Comunista y de Fidel, lo consagro todo al bien del hombre y a la construcción de a sociedad comunista del mañana.
Publicado en Cincuenta Aniversario de la Liga Juvenil Comunista Editorial Orbe. Ciudad de La Habana, 1980.
Panorama de la República mediatizada
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Se me ha pedido hacer una exposición panorámica de .lo que fue la República burguesa durante sus cin¬cuenta y seis años de existencia, es decir, desde 1902 —año en que ella nace baja la ilusión de que Cuba era un país libre e independiente— hasta el primero de enero de. 1959. fecha glorioso en que Cubo pasó a ser «primer territorio libre de América...
Cincuenta y seis araos en la historia be un país como el nuestro, tan rica en problemas, acontecimien¬tos y combates, no es un periodo que puede ser abar¬cado a plenitud en una charla breve. Paro conocer am¬pliamente y a fondo esos cincuenta y seis años de vida de la República burguesa, hay que estudiar y analizar detenidamente toda su historia y no limitarse a una exposición panorámica. Por consiguiente, nuestra conferencia no tiene, ni puede tener, más objetivo que el de dar a conocer a grandes rasgos las caracte¬rísticas esenciales de esa República, para que así se comprendan las razones profundas de nuestra Revo¬lución y de su victoria.
No obstante la abundante variedad de aconteci¬mientos y cambios que se produjeron en a República burguesa a lo largo de su existencia ella conservé, embarga, durante sus cincuenta y seis años de vida, las esenciales características negativas con las que vio lo luz en 1902. Más aún, a medida que ella iba avanzando en edad, esos característicos se desarrollaron hasta tal grado que el pueblo Indignado no podía soportar más esos males. Para librarse de ellos sostuvo una larga y difícil lucha, momentos culmi¬nantes de la cual fueron, primero, la revolución frus¬trada de 1933 y después, la Revolución, esta vez vic¬toriosa, del Primero de Enero de 1939.
Los males congénitos de esa República, son fun¬damentalmente dos: I) ella no nació libre y soberana, sino como ano semicolonia, atada en lo económica en lo político al imperialismo norteamericano, y 2) nació.gobernada; no por y para el puebla, como soñara
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Martí, sino por la burguesía y los terratenientes, aliados del imperialismo y sostenedores de su política ex¬poliadora y sojuzgadora en Cuba.
Es en estos dos moles congénitos donde se hallan las causas de todos los sufrimientos de los obreros, los campesinos, la pequeña burguesía, las masas ne¬gros, las mujeres y la juventud, durante los cincuenta y seis años de a República mediatizada.
Examinemos brevemente, ante todo, el primer mal congénito de la República burguesa.
Cuando Cuba tiene prácticamente ganada la guerra contra España, viene en 1898 la intervención militar yanqui, que despojo al pueblo de su victoria y lo con¬vierte en una victoria de la político de expansión y rapiña del imperialismo norteamericana, Los Estados Unidos aprovechan su primera Intervención militar, que dura desde el primero de enero de 1899 hasta el 20 de mayo de 1902, para imponer dentro de la Cons¬titución de Cuba, la de 1901, a célebre Enmienda f Platt, según lo cual tienen el derecho de intervenir militarmente en nuestro país: de posesionarse de Isla de Pinos, lo cual quedaría fuero de los límites de Cuba hasta un futuro arreglo con el gobierno norteamerlca¬no; de adquirir el derecho sobre tierras cubanas y apoderarse de ellas —bajo el disfraz de arriendo— a fin de instalar allí sus carboneras o estaciones navales.
En 1903 e] gobierna norteamericano impone a Cuba el mal llamado Tratado de Reciprocidad Comercial, que permite a los Estados Unidos adueñarse del co¬mercio de exportación e importación del país. Ese Tra¬tado, aparte de condenar a Cuba al subdesarrollo per¬manente, convirtiendo al país en monoproductor de azúcar, la somete o la dependencia económica total de Estadas Unidos. En los primeros treinta años de lo República, en que rigió ese Tratado, más del 80% de sus exportaciones de Cuba —casi todas ellas integra¬das por el azúcar y sólo en pequeñas proporciones por el tabaco y oar algunos minerales— Iba a los Estados
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Unidos, mientras que casi el BO% de nuestras impor¬taciones —artículos manufacturados, alimentos y cier¬ta maquinaría— venía del mismo país.
El segundo Tratado de Reciprocidad Comercial, fir¬mado en 1934, agravó aún más el estado de subde¬sarrollo y de dependencia económica de Cuba con res¬pecto a los Estados Unidos. El producto cubano básico, el azúcar, fue sometido a cuota, y, por lo tonto, su exportación o Estados Unidos, quedó sumamente limitado. Tan limitada que si en 1925, por ejemplo, Cuba exportó a los Estados Unidos 3 813 637 tonela¬das, la cuota otorgada a Cuba en 1934 fue sólo de 1 724 900 toneladas métricas. Al mismo tiempo, las márgenes de preferencia concedidas por Cuba a los artículos norteamericanos eran tan amplios, que éstos no solamente expulsaron del mercado cubano o gran cantidad de productos europeos, sino que también causaron serios perjuicios o lo producción cubana de zapatos. de tejidos, de productos derivados de lo leche, etcétera. Ello contribuyó a aumentar aún más la de¬socupación en la Isla.
Pero esta politice económica de los Estados Unidos constituía sólo un aspecto de su política neocolonialista en reacción con Cuba. El segundo aspecto de esto política fueron los inversiones hechas por as empre¬sas yanquis en nuestro país.
Para darse cuenta de cómo los monopolios; lo banca norteamericana iban ejerciendo coda vez mas su control sobre nuestra economía, basta mencionar algunas cifras. Aunque los datos provenientes de as fuentes consultadas no son siempre coincidentes, sin embargo todos ellos reflejan el control creciente de nuestra economía por el capital financiero yanqui.
Si en 1895 las inversiones norteamericanas en Cuba llegan a unos 50 millones de pesos, en 1903 suben a más de 100 millones y en 1929, según estimados a 1 500 millones. A partir de esto año las inversiones empezaron a decaer. pero el dominio económico y fi ,42
ranciara de los Estados Unidos no sólo no se debilitó sino se reforzó aún más.
El grueso de estas inversiones se efectuó en a in¬dustria azucarera, asegurando así que Cuba no per¬diera su carácter de país monoproductor; pero una gran parte de ellas se hicieron también en los ferrocarriles, minas, electricidad, gas, teléfonos, tabacos, ho¬teles y diversiones, empresas mercantiles, petróleo, et¬cétera. Dentro de éstas se destacaron, particular len¬ta, las inversiones destinadas o apoderarse de inmen¬sas extensiones de tierra fértiles de nuestro país.
Refiriéndose al proceso de apropiación de a tierra cubana por los yanquis en los primeros años de la República, Leland H. Jenks, en su libro Nuestra Colo¬nia de Cuba, dice lo siguiente:
Lo más notable de los recursos de Cuba en 1900 es el hecho de que las cuatro quintas partes de la tierra estaban libres, siendo fértiles, absurda¬mente baratas y capaces de mantener a los cota-nos que las explotaran. De vez en cuando se ele¬vaba alguna voz llamando la atención sobre lo ola inmigratoria que empezaba o inundar o Cuba, norteamericanizando lo Isla. Apenas ocupamos el país, empezó la venta de tierra y se reprodujeron, aunque en menor escala, todos los fenómenos que caracterizaron los movimientos de grandes masas en nuestros propios estados del Oeste.
Uno revista del movimiento colonizador publicado por F. G. Carpenter en noviembre de 1905, decía que desde la guerra con España, 13000 norte¬americanos hablan comprado en Cuba terrenos im¬portantes por 50 millones de pesos. Sólo en la provincia de Camagüey había 7 000 propiedades yanquis, que hablan costado, según Carpenter, 28 millones de. pesos. Siete octavos partes de las tierras adyacentes a Sancti Spíritu eran norte
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americanas. Los norteamericanos poseen del 7 al 10 por ciento de fa superficie total de Cubo.
Ante este fenómeno del acaparamiento de tierra cubana por manos yanquis, el patriota Manuel Sanguily presentó en el Senado de la República, el 3 de marzo de 1903, un proyecto de ley cuyo primer artículo decía: «Desde esta fecho quedo terminantemente prohi¬bido todo contrato o pacto o virtud de los cuales se enajenan bienes a favor de extranjeros.
Como se sabe, este proyecto quedó engavetado y el latifundio imperialista no encontró en la República prácticamente ningún obstáculo paro su crecimiento De este modo, las trece compañías azucareras norte¬americanas más importantes en Cuba, como la Cuban Atlantic Sugar Co., la Cuban American Sugar Co., lo American Sugar Refining Co., la United Fruit Co., et¬cétera, llegaron a poseer gigantescos latifundias con un total de 1 173015 hectáreas de tierra?
Si se llegara a hacer un balance del dominio del imperialismo sobre los sectores claves de la economía nacional durante lo República burguesa, habría que decir lo siguiente:
El capital norteamericano tuvo en sus manos lo industria principal del país, a azucarera. Los centra¬les de su propiedad eran los más nuevos y los de más alta capacidad de producción, los más eficientes y los únicos que podían resistir y sobrevivir momentos de crisis. Ellos solos, como afirma Carlos Rafael Rodríguez —de cuyo libro mimeografiado La revolución cu¬bana y el periodo de transición tomamos parte de os datos que empleamos— tenían capacidad de producir todo el azúcar que el mercado norteamericano ab¬sorbía.
El capital yanqui llegó a controlar mas de la cuarta parte de las mejores tierras del país.(2)
1 173015 hectárea, as Igual a 11 730 km2, o sea, el 10,2 % del total de la superficie del pais.
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El capital yanqui tena el control absoluto de a banca. A pesar de que desde 1950 existía en Cuba un Banco Nacional, la banca norteamericana tenía el dominio del crédito y lo manejaba de acuerdo no con los intereses de Cuba, sino con los intereses econó¬micos del Imperialismo.
El capital norteamericano tenia, asimismo, en sus manos as minas y las mejores plantaciones de taba¬co, los servicios públicos, es decir, lo electricidad, los teléfonos, el gas, etcétera y la mayor parte de los fe¬rrocarriles.
A eso hay que añadir el hecho de que las fabulosas ganancias que las empresas norteamericanas ob¬tenían en Cuba o costa de la explotación de los obre¬ros y campesinos, eran llevadas a los Estados Unidos, en vez de quedarse aquí para ser invertidas en el desarrolla económico del país, y de esa forma dar trabajo al gran ejército de miles de desocupados que había entonces.
En resumen se puede, pues, afirmar que lo Repú¬blica nacida en 1902 sin independencia ni soberanía no sólo no logró cambar su situación en el transcurso de los cincuenta y seis años que existió, sino qua fue ale¬jándose coda vez más de los objetivos de independen¬cia nacional, inscritos en el programa del Partido Re¬volucionario Cubana fundado por Martí, por cuyo lo¬gro el pueblo derramó su sangre en las guerras de 1868 y 1895.
Es cierto que, bajo a presión de la revolución po¬pular de 1933, la adiada Enmienda Platt fue abolida por el gobierno de Roosevelt en 1934; pero no es me¬nos cierto, que ya en esa época ella no le hacia falta al imperialismo para poder intervenir en la política interna y externo de Cuba. Porque como afirmó el compañero Fidel en su discurso del 30 de abril de 1961:
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...la Enmienda Platt duró largo tiempo; después no es que desapareciera la Enmienda Platt, cambió los formas constitucionales, pero siguió imperando, como ha imperado en los países de América; es un derecho de intervención de hecho estable¬cido por Vos Estados Unidos, porque no necesita ninguna Enmienda Platt en Haití, no necesitó nin¬guna Enmienda Platt en Santo Domingo, no ne¬cesitó ninguna Enmienda Platt- en Nicaragua, ni en México; es decir, que ellos sin Enmienda Platt se tomaban el derecho de intervenir en cualquier país, o enviar sus barcos de guerra, desembarcar su infantería de marina.
Los resultados del neocolonialismo le daban al imperialismo tal poder de dominio económico en Cuba, que aun sin Enmienda Platt, era la Embajada yanqui la que dirija y controlaba los actos de los gobiernos llamados «cubanos.
Pasemos ahora a examinar también brevemente, el segundo mal congénito de la República burguesa, es decir, el mal consistente en haber sido gobernada desde su nacimiento por los sectores da la burguesa y los terratenientes, aliados del imperialismo.
La penetración del imperialismo en Cuba determi¬nó que las copas oligárquicas de la burguesía y de os terratenientes se convirtieran, por su interés eco¬nómico, en aliados y en instrumentos del imperialis¬mo, en el sostén firme de tada su política de rapiña y sojuzgamiento en Cuba.
Estas capas fueron tres:
1. La burguesía azucarera. Aunque no era ello a que ejerza el control principal en la industria funda¬mental del país, sino las compañías azucareras norte¬americanas, sin embargo, sus intereses eran esen¬cialmente los mismos que los de esas compañías imperialistas.
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Todo el mundo conoce Jo consigna de los hacen¬dados cubanos: "sin azúcar no hay país" Esta consig¬na significaba que había que sacrificar los intereses históricos y fundamentales de la patria al Interés es¬trecho y egoísta de los magnates azucareros. En la práctica esto significaba un programa de defensa de la monoproducción y de puertas abiertas a la abañana de artículos de consumo y uso que venían de los Estados Unidos. Este programa ataba a Cuba de pies y manos, económica y políticamente, a los Estados Uni¬dos, y. a la vez, significaba miseria y hambre para el pueblo; jornadas agotadoras de trabajo en el campo, y 12 horas en los centrales, hasta la caída de Ma¬chado; desocupación paro cientos de miles de obreros azucareros y agrícolas durante los 8 ó 9 meses del trágico «tiempo muerto-; incrementa del desempleo en los ciudades y reducción general de salarios y sueldos para los obreros, maestros, empleados públicos y del comercio, profesionales, etcétera.
Para darse cuenta de a política antinacional y anti-popular de la oligarquía azucarera, basta recordar el hecho de que no obstante la gran desocupación en a agricultura y en las ciudades, esos magnates para mantener los salarios de hambre y las condicio¬nes miserables de vida en las plantaciones de caña, empezaron a importar, prácticamente en condiciones de esclavitud, a braceros de Haití y Jamaica. Comen¬zó esta importación bajo el gobierno de José Miguel Gómez, con 1400 braceros en 1912. Pero bajo los gobiernos de Menocal y Zayas su número llegó a 150 mil, cantidad aproximada que se mantuvo también bajo el machadato.
2. Los latifundistas junto con la burguesía azuca¬rero, esta capa oligárquica constituía otro sostén fir¬me del dominio imperialista en Cabo, La economía cañera se hizo a través del latifundio, a través de los grandes plantaciones de azúcar.
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Para tener una idea del predominio del latifundis¬mo en Cuba basta dar algunos datos. Ya hemos vis¬to los gigantescos latifundios de las 13 compañías azucareras yanquis más importantes que acaparaban casi el 25 % de todas as tierras fértiles de Cuba. Se¬gún el censo de 1931, las grandes fincas de más de 50 caballerías, que representaban, aproximadamente, sólo el 1 % del total de fincas, eran dueñas, sin embargo, del 58 % de todo a tierra; mientras que las fincas de 3 caballerías o menos, que constituían el 71 % de todas las fincas, sólo poseían el 11 % de la tierra.
El censo agrícola del 1946 mantenía, más o menas, esta misma proporción.
-Al igual que la monoproducción, el latifundismo impedía el desarrollo económico y la diversificación agrícola. A consecuencia de ello, había mono de obra excedente de cientos de miles de desocupados, la que garantizaba a los latifundistas el pago de salarios tan bajas que, en momentos de crisis, los obreros agrícolas cortaban cien arrobas de coña por 10 ó 20 cen¬tavas.
Los latifundistas azucareros, al igual que los latifundistas ganaderos, estuvieron interesados en el man¬tenimiento del estado semicolonial y de retraso de Cuba, porque este estada era poro ellos una fuente de Inmensos beneficios. Estos grandes terratenientes —como explicó más de una vez el compañero Fidel—no tenían ningún interés en desarrollar científica y técnicamente nuestra agricultura con el objeto de po¬der asegurar alimentos y medios decorosos de vida al pueblo; su interés exclusiva era el de obtener ganan¬cias. Y las fuentes de estas ganancias estaban paro ellos, precisamente, en el atraso, en el subdesarrollo, en la desocupación, en la ignorancia y en a vida miserable del pueblo.
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Conferencia a profesores-alumnos del curso de Superación Profesional en el InstItuto Mártires de Girón, el día 20 de marzo de 1970_
En el museo Frank Pais durante la visita de Gus Hall. Secretarlo del PartIdo Comunista de los Estados Unidas en marzo de 1972.
En la conferencia Científica -20 años de la Revolución Cubana (Celebrada en Moscú. en diciembre de 1979.
Visita a Cuba de una delegación del Instituto de Marxismo-Leninismo de Polonia en enero 15 de 1979. Aparecen Fabio, su compañera Ela y los miembros de la delegación.
El Buró Política del PartIdo durante el acto solemne en que fue condecorada sabio Grobart con la Orden José Martí en ocasión del 75 aniversario de su natalicio. Septiembre 3 de 1980.
En ocasión del 75 aniversario de su natalicio, FabIo con miembros de su familla y el compañero Raúl Castro,
Presidiendo la Mesa de Edad en la Inauguración de le segunda legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Diciembre de 1981-
En el acto efectuado en le Casa-Museo II Congreso del Partido de Caimito, en ocasión del 50 aniversario del movimiento pioneril, Diciembre 22 de 1981.
Acto el día que recibió Orden Martí. De izquierda a derecha Ela Sunshine, su esposa, Faustino Pérez ministro del Comité Central, Fabio. Grobart y Viera Grobart, su nieta.
Fabio Grobart en el acto de entrega de las medalles a internacionalistas cubanos que lucharon contra los fascistas en España 10 de octubre de 1981.
Stanislaw Jorzabek, embajador de Polonia en Cuba, le Impone la Orden del Mérito de la República Popular de Polonia, el 13 de julio de 1982.
El monopolio latifundista de la tierra era al mismo tiempo el causante de los grandes moles que padecía al campesinado cubano.
Los terratenientes acaparaban a tierra y lo man¬tenían sin producir, o produciendo muy poco. El la¬tifundio improductivo —explica Blas Roca en su libro Los Fundamentos del Socialismo en Cuba— asegura¬ba a posibilidad de cobrar altas rentas e imponer contactos leoninos de arrendamiento o aparcera a los campesinos. Además, manteniendo al campesinado pobre fuera de a tierra inexplotada, se creaba, al la¬do de los cientos de miles de obreros agrícolas, sin trabajo, una enorme masa de desempleados o subempleados dentro de esa población rural. El latifundio se extendió en Cuba mediante a despossesión violenta de los campesinos y el robo de las tierras del estado. La extensión del latifundio se realizó siempre
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a costa de la tierra ya mejorada por el trabajo de los campesinos arrendatarios, aparceros o precaristas, los cuales eran desalojados de sus predios con cualquier pretexto y por cualquier medio.
El monopolio latifundista de a tierra fue la base principal de explotación y opresión del campesinado y además —al lado de la monoproducción—, uno de los obstáculos principales al desarrollo de una
fuerte industria nacional, puesto que limitaba a capacidad adquisitiva de la población.
La terrible explotación que sufran las campesinas y las trabajadores agrícolas los condujo a una vida miserable e insegura. Según los datos del censo de 1953. 289 534 viviendas campesinas (el 75 % del total) eran de yagua. moderna y piso de tierra; un 54 04 de las viviendas no tenían inodoro ni letrina; un 90 % carecían de sitio para baño y el 87.6 0/0 de as casas se alumbraban con luz brillante.
La población del campo consumía poca carne. Pocos huevos, poca leche y pocas hortalizas. La mayor parte de los campesinos vivan subalimentados.
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Los campesinos y los obreros agrícolas se veían atacados por enfermedades endémicas como el para¬sitismo, el paludismo, etcétera, sin que pudieran o veces obtener ni la más elemental asistencia médica.
Faltos de escuelas, la mitad de la población del campo ero analfabeta y la mayoría del resto apenas había aprendido, elementalmente, a leer y escribir. Según el censo de 1953, el 41,7 % de los campesinos mayores de 10 años no sabían leer ni escribir.
Estas fueron las condiciones en que vivió, bajo el régimen burgués-terrateniente la mitad, más o menos, de la población de Cuba.
El papel antinacional y antipopular jugado por la capa latifundista de la oligarquía cubana explica, por cierto con mucha claridad, la presencia de mas de cien latifundistas dentro de los invasores mercenarios de Playa Girón en 1961. Entre los bienes —confisca¬dos por a Revolución— que esos mercenarios vinie¬ron a "recuperara" se encontraban 27556 caballerías de tierra.
3. Los comerciantes importadores. Al igual que la burguesía azucarero y os latifundistas, los comercian¬tes importadores constituían un soporte sólido de a República mediatizada. Esto capa oligárquica tuvo su origen en la época en que Cuba era todavía uno co¬lonia de España. Ello estaba compuesta por las gran¬des comerciantes importadores españoles que en el pasado integraron los cuerpos de voluntarlos para aplastar la lucha de Cuba por su independencia. En la República dominada por el imperialismo norteame¬ricano, seguían en el mismo papel de enemigos re¬calcitrantes de la independencia de Cuba y de su progreso económico, social y cultural; pero ya no a Favor de España, sino del nuevo opresor de Cuba.
Y la razón de esa postura es muy sencilla. Los comerciantes importadores amasaban ganancias extraordinarias, al igual que los latifundistas y magnates azucareros, a costa del subdesarrollo económico del
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país. Si Cuba hubiera tenido desarrollo industrial y diversificación agrícola, no habría habido naturalmen¬te base para la existencia de esa capa social que se nutría económicamente importando arroz, manteca, ha¬rina, tejidos, etcétera. Hay que tener en cuenta que toda lo exportación de los Estados Unidos hacia Cuba ara manejada por esos comerciantes importadores que eran relativamente pocos desde el punto de visto nu¬mérico, pero extraordinariamente poderosos desde el punto de vista del capital que representaban.
Estos comerciantes, con su órgano de prensa, el tristemente célebre Diario de la Marina, eran el tercer grupo de la oligarquía cubana que sostuvo durante los cincuenta y seis años de la República mediatiza¬da, todo lo que contribuía a mantener en nuestro país el dominio del imperialismo con todas sus consecuencias funestas para el pueblo.
En resumen, es imposible comprender correcta¬mente ninguno de los fenómenos y acontecimientos importantes en los cincuenta y seis años de historia de la República burguesa, si no se tiene en cuenta sus dos males congénitos, que acabamos de analizar.
Ahora, antes de pasar a tratar otros aspectos de nuestro tema, queremos advertir que no se nos escapa desde luego, el hecho de que dentro de a burguesía y los terratenientes había también un sector, la llama¬da burguesía nacional no azucarera, que sufría todas as consecuencias de a dependencia económica y la subordinación del comercio exterior a los intereses de los Estados Unidos. Pero a este sector, como afirma justamente Carlos Rafael Rodríguez, «le faltaron la for¬taleza económica y el coraje político, para derrotar a los enemigos de sus intereses y conquistar una po¬sición dirigente en el gobierno del país. Su temor a las represalias del imperialismo, de una parte, y a la revolución popular de lo otro, determinó que su ac¬titud fuero siempre vacilante y cobarde y que por consiguiente, no desempeñare el papel que deba.
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Ye hemos visto como el retraso económico del país, a desocupación masiva, el bajo nivel de las sa¬larios, a carencia de tierras del campesinado, etcétera, eran determinados esencialmente por el dominio imperialista en Cuba, sostenido por su aliada e ins¬trumento, la oligarquía cubana en el poder.
Pero del mismo modo, también otros fenómenos, profundamente negativos en la vida de la República, se debían o lo misma causa.
Tomemos, por ejemplo, la discriminación racial con¬tra los negros. La población negra constituía la ter¬cera parte del pueblo cubano y. como se sabe, par¬ticipó de un modo decisivo en as dos guerras de independencia junto con los cubanas de color blan¬co. Sin embargo, después de derrotado el dominio colonial español —que fue, a la vez, el sostenedor de lo oprobios esclavitud de los negros durante siglos—, la discriminación racial contra los cubanos de calor oscuro se mantuvo y se siguió cultivando.
Y lo interesante es que esta discriminación acen¬tuada empieza a manifestarse precisamente bajo el gobierno de la palmera intervención yanqui. Se produ¬ce un hecho escandaloso consistente en que, con el pretexto de no chocar con los prejuicios raciales de as tropas yanquis de ocupación se prohíbe a los ne¬gros y mulatos, que tanta sangre derramaron por la libertad de Cuba, la entrada en la policía habanera, que estaba en proceso de formación.
El trato a los negros como si fueran ciudadanos de clase inferior se mantiene a lo largo de los cincuenta y seis años de a República, gobernada por la oligar¬quía aliado del imperialismo.
El poco tiempo de que disponemos para esta con¬ferencia no nos permite hacer una exposición deta¬llada de la clase de vejámenes a que fue sometida esta tercera parte de la nación cubana. Mencionare¬mos como recuerdo triste de aquella época los prin¬cipales de ellos.
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Los cubanos de color negro, salvo pocas excepcio¬nes, no eran admitidas como administradores u oficinistas en los centrales azucareros, bancos, ferro¬carriles, plantas eléctricas, teléfonos, etcétera. Tampo¬co eran admitidos como conductores en los tranvías, como empleados en as tiendas de comercio, en los restaurantes, cafés, y en otros trabajos no rudos y mejor remunerados. Los negros eran excluidos de los altos cargos públicos y no figuraban casi en el cuerpo diplomático y consular, ni en el cuerpo de oficiales de las fuerzas armadas. Los estudiantes negros encontra¬ban siempre inmensas dificultades paro ser admitidos en las universidades, o cuando se presentaban o exámenes. Los niños negros eran rechazados, con uno u otro pretexto, en la mayor parte de las escuelas particulares. Ellos no eran aceptados como socios en las quintas administradas por los Centros Regionales. En¬tre otros muchos vejámenes, a los negros no se les alquilaban cosas en ciertos barrios de La Habana, con¬siderados por los casatenlentes como exclusivos para blancos, ni podían bañarse en muchas playas, decla¬radas -.particulares...
Contra esta discriminación odiosa, como se sobe, se sublevaron importantes sectores de as masas ne¬gras en 1912, sublevación que les costó más de tres mil vidas, y que fue cruelmente ahogada en sangre par el gobierno de José Miguel Gómez.
Contra esta discriminación lucharon con vigor, años más tarde, el primer Partido Comunista, los sin¬dicatos obreros y todos los sectores progresistas del pueblo. Gracias a esta lucha se logró inclusive incluir en la Constitución de 1940 un precepto, el artículo 20, que declaraba -ilegal y punible todo dlscrimina¬clón por motivo de sexo, raza, color y cualquier otra lesivo a lo dignidad humana-. Pero, como sucedió con otros artículos de esa Constitución, tampoco éste fue complementado por una ley y, por lo tanto, no se pu¬do aplicar nunca en la práctico.
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La discriminación no era producto del prejuicio racial que, ciertamente, existía todavía en algunos sectores atrasados de la población blanca como un vestigio de los tiempos de la esclavitud. El prejuicio, sostenido y cultivado conscientemente por las empre¬sas yanquis y la oligarquía burgués-terrateniente, más bien era aprovechado por ellos para tratar de cons¬truir uno muralla china entre los trabajadores blon¬cos y los trabajadores negros, paro impedir la unidad de clase de los explotados frente a sus patronos, paro obstaculizar la formación de una sólida unldad de toda la nación. sin distingos de raza, para la lucha vigorosa contra su opresor imperialista.
La mejor demostración de a justeza de esta afirmación es el hecho de que, al destruir nuestra Re¬volución los dos males congénitos de la República burguesa, arrancó al mismo tiempo de raíz todo po¬sibilidad de que en Cuba continuara existiendo a dis¬criminación racial, y estableció la verdadera igualdad y fraternidad entre blancos y negros.
Tomemos ahora el ejemplo de otro fenómeno bo¬chornoso en la vida de la República burguesa: el de la corrupción administrativa.
Hay que decir de antemano que éste es un fenó¬meno totalmente natural dentro del sistema capitalis¬ta, basado todo el en la explotación del trabajo de los obreros, en el robo y en el pillaje contra las masas laboriosas. Desde este ángulo, la corrupción adminis¬trativa, que impregna con su pestilencia la historia de casi todos los gobiernos que tuvo a República, no distingue a ésta de otros países gobernados por la burguesía.
Pero en Cuba. a corrupción administrativa tuvo sus raíces profundas, además, en el carácter antinacional y en el espíritu be clase miserablemente egoísta de la oligarquía gobernante A asta oligarquía no lo inte¬resaba el pueblo, ni el futuro de Cuba. Su Interés no eran el progreso del país, sino el de a masar riquezas
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para mantener su vida parasitaria de derroche y despilfarro y asegurar por todos los medíos --corrumpimiento de ciertas capas del pueblo, engaño, demago¬gia y violencia represivo— la eterización de ese régimen de decadencia y degeneración.
Y es así como una de as características de la Re¬pública es la de ser gobernada por ladrones y des¬pilfarradores del erarlo público como José Miguel Gómez, Mario García Menocal, Alfredo Zayas, Gerar¬do Machado, Carlos Prío y Fulgencio Batista.
José Miguel Gómez, bautizado por el pueblo con la frase «Tiburón se baño pera salpica" eleva la «bo¬tella —el pago de sueldos sin trabajar— a la categoría de institución nacional. Bajo el gobierno de Monacal, la -botella- llega a costar al erario público anualmente 15 millones de pesos.
Lo Lotería Nacional, restablecido por el gobierno de José Miguel Gámez, se convirtió en uno fuente de los mas jugosos negocios para los gobernantes, un instrumenta de politiquería, de robo y explotación de los billeteros y de la población.
No hay presidente o ministro en esa República que no hoya aprovechado su alto cargo para meterse en negocios sucios con el dinero del Estado, a fin de ha¬cerse millonario. Es famoso el escándalo del dragado de los puertos de Cuba en 1911, que debía dejar a José Miguel Gómez unos 30 millones de pesos. No es menos célebre el escándalo de la compra, con dine¬ro del Estado, del Convento de Santa Clara, que deja a Alfredo Zayas unos 2 millones de pesos.
Pero la corrupción administrativa batió todos sus records durante los gobiernos auténticos de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarras, y bajo a tiranía de Batista. Trataremos de Ilustrar la corrupción de esos gobiernos de un modo resumido.
Sobre la base del inciso K de uno ley de 1943, que autorizaba al Ministro de Educación a crear un fondo para pagar los sueldos a un grupo de maestros y pro
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fesores de segunda enseñanza, se produjo bajo el gobierno de Grau San Martín, en los años entre 1944 y 1948, uno de as escándalos mas grandes conocidos en la historio de la corrupción administrativa en la República.
El monto original de ese fondo fun de 180 mil pe¬sos, pero José Manuel Alemán, Ministro de Educación en el gobierno de Grau, lo elevó —con el pretexto de dar desayuno. lápices y cuadernos a los escolares— a la suma fabulosa de 17,5 millones de pesos, Los pro¬metidos desayunos, lápices y cuadernos fueron, desde luego, vistos por los niños sólo raras veces, En cambio. Esta millonada del inciso K sirvió para cubrir la larga nómina política de la camarilla dirigente del Persisto Auténtico y paro decidir las postulaciones en las elecciones de 1948. Cantidades inmensas de los fon¬dos del inciso K eran entregadas a los pandilleros de Prío para asaltar a los sindicatos, asesinar a los li¬deres obreros revolucionarlos e imponer a Mural y su banda corrompida o la cabeza de la CTC.
Para darse cuenta de la magnitud de la corrupción be estos gobiernos, basta mencionar los siguientes hechos.
—Con los sumas del inciso K y de otros robos, José Manuel Alemán no sólo se llevó consigo uno fortuna cuantiosa, sino que se hizo dueño de propiedades y negocios de tal magnitud en Cuba y en los Estados Unidos que solamente para administrarlos, disponía ole una nómina de 1 500 empleados distribuidos en decenos de oficinas.
—A Grau San Martín se le formó le famosa causa judicial número 82 por la malversación de más de 174 millones de pesos. El juicio no llegó a celebrarse, pues toda a documentación de esa causa fue sustraída por pandilleros pertenecientes al Partido Auténtico.
—Pulo Socarras, que antes de llegar a ser Minis¬tro del Trabajo y Presidente de la República ora un modesto abogado, al abandonar el poder era dueño
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de varias propiedades importantes y de decenas de millones de pesos, depositados en bancos extranje¬ros:
—Batista, que el 4 de septiembre de 1933 era un simple sargento y su mujer contribuía a sostener los gastos de a casa lavando ropa, después que In Re¬volución le obligó a huir be Cuba se llevó consigo al extranjero —según declaró uno de sus testaferros al periódico New York Post— cientos de millones de pe¬sos, producto de robo del presupuesto del Estado, de a explotación del juego y de otros vicios, de sus ne¬gocios sucios en sociedad con la maffia, etcétera.
—Eusebia Mujal, que estaba primero al servicio de Grau y Pulo y después al de fa tirana, al caer Ba¬tista tenía invertidos, solamente en fincas, 4 millones de pesos, producto de su participación en los fondas del inciso K; de sus traiciones a la clase obrera, bien pagoda por las empresas y a CIA; del desfalco de las cajas del retiro obrero y del robo de los fondos sindicales creados con la cotización obligatoria de los obreros.
Este gigantesco latrocinio del dinero de a nación por los gobiernas de la República mediatizada, fue un factor que contribuyó a mantener al pueblo en el estado de miseria e incultura en que se hallaba. Mien¬tras, se derrochaban sumas fabulosas en comprar automóviles lujosos, en adquirir fincas, en construir pa¬lacios, en viajes al extranjero y en orgías nocturnas; los cientos be miles de desocupados no recibían ni un centavo de subsidios, no había hospitales, camas ni alimentos suficientes para los enfermos, ni escue¬las ni otros medios para eliminar el analfabetismo. Unos 140 mil jóvenes arribaban cada año a la edad laboral, pero con muy pocas perspectivas de encon¬trar empleo. En 1958. el 62 0/o de los jóvenes cotas para trabajar estaban desempleados_ En el mismo año de 1958, el 23 0/0 de las mujeres —unas 44 mil--buscaban o estaban dispuestos a trabajar, pero no
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había trabajo para ellas. En 1951, el 46 % de los niñas no asistía a as escuelos; en 1958, lo no asistencia llegó al 50 % y en el campo al 78 Ve. En 1952 se ha¬llaban sin empleo 5 mil maestros y en 1958 su número subió a 8 mil. ¡Sobraban miles de maestros mientras que había, según el censo de 1953, 1 032 849 analfabetas de 10 años de edad o más!
Un ejemplo de lo que significó la corrupción administrativa para la vida del pueblo es la historia de la construcción del Hospital Provincial de Santiago de Cuba. Empezó a construirse en 1944 bajo el gobierno de Grau. En los 4 años de ese gobierno, se logró ha¬cer solamente las bases del hospital. Durante al go¬bierno de Prío se fijaron nuevas asignaciones, pero la construcción no se terminó. Después del golpe del 10 de marzo, Batista también hito promesas y dispuso nuevas asignaciones.
Pero el hospital empezó a funcionar —junto con otros dos hospitales, el de Bayamo y el de Victoria de la Tunas— sólo después del triunfo de la Revolu¬ción. Resulta que el costo oficial de su construcción ascendió a 18 millones de pesos, cuando su costo real era sólo de 3 ó 4 millones. De este modo, entre Grau, Prio y Batista se robaron 13 ó 14 millones de pesos, sin haberle construido a Santiago su hospital.
A todo eso hay que añadir que Prío había dejado en 1952 una deuda pública de 218 millones de pesos y que Batista la elevó a 1 200 millones.
En conclusión, se puede decir que la corrupción administrativo formaba parte orgánica, inseparable, de todo esa estructura semicolonial burgués-terrateniente en que se basaba la República, Dentro de esta es¬tructura era tan natural el desfalco del dinero de lo nación, que contribuía a mantener al pueblo en una vide de miseria y desesperación, como era natural que un presidente de Cuba, Estrada Palma, solicitara en 1906 la intervención militar yanqui para sofocar la re¬vuelto provocada por su fraude electoral: como era
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natural que se torturara y asesinara a miles de cuba¬nos que se rebelaban contra la explotación y la opre¬sión; como fueron naturales, en fin, la bestial dictadura de Machado, el golpe del 10 de marzo y la tiranía sangrienta de Batista.
Esta fue, a grandes rasgos, la República mediati¬zada. Pero dentro de esa República hubo también un pueblo que no se conformaba con esa triste realidad y que luchó valiente y abnegadamente por cambiarlo. .Ningún pueblo en este continente —afirmó con todo razón el compañero Fidel en su discurso con motivo del centenario de lo muerte de Ignacio Agramante mas por su libertad que el pueblo cubano, nin¬gún pueblo sufrió más, ninguno se sacrificó más."
Toda la historia de la República burguesa está llena de estas luchas.
Aunque cuando nació esta República, los grandes jefes del puebla, José Martí y Antonio Maceo, estaban muertos y el Partido Revolucionario Cubano disuelto, los ideales de la independencia nacional de una re¬pública con todos y para el bien de todos vivían profundamente en el corazón de los amplias masas y de los veteranos honestos, que no se dejaban ganar por la tentación del poder y la riqueza a costa de la nación, la Enmienda Platt, el Tratado de Reciprocidad, la ocupación por los yanquis del territorio de Guantána¬mo para su base naval, la invasión de nuestras tierras por las compañías norteamericanas, a discriminación del cubano nativo y particularmente del negro, en el trabajo, la importación de braceros antillanos paro mantener bajos los salarios de los obreros cubanos, lo corrupción administrativa, etcétera, provocaban siempre la inconformidad, lo protesta y la condena del pueblo.
Particularmente vigoroso fue la lucha de nuestra joven clase obrera contra las jornadas agotadoras de 10, 12 y 14 horas de trabajo y contra los salarios
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de hombre. En 1902, el primer año de la República, son los trabajadores tabacaleros, con el apoyo solida¬rio de los otros sectores proletarios. Los que levantan, mediante una huelga combatíva, la bandera patriota de lucha contra una de as injusticias más irritantes que la República burguesa toleraba, la de no admitir a los jóvenes nativos de Cuba corno aprendices en ciertas fábricas de tabaco, propiedad de españoles
Del mismo modo, a creciente conciencia democrática y antiimperialista de los estudiantes y los intelec¬tuales se traducía, bajo la dirección de Julio Antonio Mello, primero, y de otros dirigentes después, en ac¬ciones combativas con frecuencia, conjuntamente con los obreros, por la devolución de Isla de Pinas a Cuba, contra la injerencia yanqui en la vida Interna de nuestro país, por la abolición de la Enmienda Platt, por a nacionalización de las empresas Imperialistas-por la liquidación del latifundio y por otras demandas de carácter antiimperialista y democrático.
Es Imposible en una conferencio como la nuestra, detenerse en cado una de las grandes luchas del pueblo durante la República mediatizada. NOs limi¬taremos, pues, a mencionar sólo las más destacadas:
a. Lo heroica huelga general de agosto de 1933 que condujo al derrocamiento de la dictadura de Ma¬chado y se convirtió en revolución popular, dirigida con todo su fila contra el dominio del imperialismo y i de su aliado, le oligarquía burgués-terrateniente. Los obreros lograron entonces, mediante sus luchas heroicas, conquistas. Que Antonio Guiteras, con su 'm-pulso revolucionario convirtió en leyes, toles como lo jornada de. 8 horas, el salario mínimo y seguro so¬cial, a nacionalización del trabajo, cierto derecho de organización y huelga, y otras. En eso revolución, los obreros ayudaron a los campesinos a defender sus tierras contra los desahucios y a organizarlos para a lucha por la consecución de otras numerosas revin¬dicacianes,
Dirigidas contra los latifundistas, los due-.
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nos de los centrales y los comerciantes especulado¬res. En sus luchas revolucionarias, los trabajadores llegaron en muchos cosos, a armarse, a ocupar y ad¬ministrar numerosos centrales azucareros y a estable¬cer su poder en varias zonas importantes, dándoles el nombre de Soviet.
La Revolución de 1933 no logró la victoria y la oli¬garquía pudo consolidarse de nuevo en el poder, entre otras razones, por la falto de unidad entre los di¬ferentes sectores revolucionarias.
b. La lucha heroica contra la primera dictadura de Batista, instaurada después de lo derroto de la huelga general be marzo de 193.5 y el asesinato de Antonio Guiteras. Gracias a esta lucha, que costó a la clase obrera, a os estudiantes y a los demás sec¬tores del pueblo grandes sacrificios y muchas vidas, se pudo, entre otras cosas, conquistar la amnistía para todos los presos políticos; la legalidad de los partidos oposicionistas, entre ellos, la comunista; a celebra¬ción de la Asamblea Constituyente Libre y Soberana y la elaboración de la Constitución de 1940, progre¬sista para aquellos tiempos.
a. Dentro de as luchas importantes hay que men¬cionar las numerosas y masivas marchas de hambre de los obreros desocupados. en demanda de trabajo o de un subsidio contra la desocupación; las movi¬lizaciones populares en defensa de la economía na¬cional contra lo invasión de as mercancías norteame¬ricanas, y por a diversificación de a agricultura mediante la liquidación del latifundio y a entrega de la tierra los campesinos. En estas luchas ocupaban un lugar prominente las que iban dirigidas contra la discriminación del negro, de la mujer y de la juven¬tud.
Pero, además de esas batallas enfiladas directa¬mente contra los enemigos imperialistas y nacionales de Cuba, el pueblo realizó también importantes accio¬nes de solidaridad internacional. Las más destacadas
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de ellas, sin contar los que se realizaron con las pue¬blos de Nicaragua, Venezuela, Puerto Rico y otros pai¬ses latinoamericanos, fueron:
a. La intensa campaña en la que tomaron parte activa la clase obrera, los estudiantes y los intelectua¬les cubanos. para salvar la vida y la libertad de los grandes dirigentes antifascistas, Jorge Dimitrov y Ernest Thaelmann, hijos gloriosos del pueblo búlgaro y del pueblo alemán, respectivamente.
b. La amplia y militante solidaridad con el heroico pueblo español en su combate contra el fascismo, so¬lidaridad que se expresó. entre otras cosas, en la par. ticipación de 700 cubanos en la lucha armada al lado de la República Española.
c. La activa solidaridad con fa Unión Soviética y las demás naciones unidas que se enfrentaron a la Ale¬mania nazi y a la Italia y el Japón fascistas durante la Segunda Guerra Mundial. Cuba rompió entonces sus relaciones con el Eje Roma-Berlin-Tokio y entró en guerra contra esas potencias, estableció relaciones por primera vez con la Unión Soviética y ayudé al glo¬rioso Ejército Soviético con todo lo que pudo: azúcar, tabaco, cueros y otros productos.
d. La enérgica lucha de nuestra juventud contra el intento de los gobernantes lacayos del imperialismo de enviar tropas cubanas a Corea, o combatir jun-
to a los agresores yanquis contra la República Popular Democrática en la guerra de 1951 a 1953. Gracias a esa lucha, ni Prio Socarrás, ni posteriormente Batista, pudieron enviar un solo soldado o joven cubano a esa guerra contra el hermano pueblo koreano.
El punto históricamente culminante de todas las luchas del pueblo durante la República mediatizada fue el combate armado, iniciado bajo lo dirección del jefe de nuestro Revolución y de nuestro pueblo, Fidel Castro, el 26 de Julio de 1953. En su discurso con motivo del décimo aniversario del asalto al cuartel Moncada, Fidel recordaba el origen y destacaba
importancia de esa acción heroica, con Las siguientes palabras:
La República había ido atravesando de gobierno en gobierno, cada vez peores, cada vez más corrompidos, cada vez más entreguitas a los im¬perialistas norteamericanos. Poro la nación no se vislumbraba perspectivas de progreso posible, los males sociales se acentuaban, el desempleo crecía, crecía la incultura, creció la pobreza. Mientras la población del país se había duplica¬do, el país seguía viviendo del mismo número de centrales azucareros. de lo misma cantidad de azúcar que tenía un precio real muy inferior al que tenía en los años veinte; crecía la población y no crecían las riquezas de la nación: nuestro producto básico bajaba de precio mientras los artículos de importación aumentaban constante¬mente, en virtud del dominio que el imperialismo ejercía sobre nuestros mercados.
Era enorme fa incultura, era grande el desam¬paro de los ciudadanos humildes para adquirir educación, para adquirir un empleo decoroso, poro ingresar en un hospital, para resolver cual¬quier problema vital paro él o para sus hijos.
Fue en esas circunstancias en que tuvo lugar el golpe de estado militar, fue en esas circuns¬tancias en que nuestro pueblo se quedó virtual¬mente sin salido. Pero, por paradójico que parez¬ca, fue precisamente en el instante en que los caminos estuvieron más cerrados que nunca, cuando la salida del pueblo de Cuba se acercó más que nunca.
(...) En aquella circunstancia fue como surgió una táctica de lucha, una estrategia de lucha; en aquella situación fue cuando comenzó a elabo¬rarse una nueva concepción de la lucha del pue¬blo.
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(...) La importancia de aquello fecha {el 26 de Julio de 7953) es que abrió un nuevo comino al pueblo; la importancia de aquello fecha radico en que marcó el inicio de una nueva concepción de la lucha, que en un tiempo no lejano hizo tri¬zas la dictadura militar y creó las condiciones para el desarrollo de la revolución.
El heroico asalto al cuartel Moncada —seguido después por el desembarco del Granma y la guerra en lo Sierra Maestro— fue el principio del fin de, a Re¬pública gobernada por enemigos de la independencia nacional y de la libertad y felicidad de su pueblo.
Y no había que esperar hasta que la Revolución se instalare triunfalmente en todo el país, para que a aquella República se le pusiese fin en las zonas donde comenzaba su vida una nueva república, la Re¬pública donde la Revolución yo era gobierno. Aún tres meses antes del glorioso Primero de Enero de 1959, en áreas liberadas del Segundo Frente Oriental «Frank País« se efectuaba el Congreso Campesino en Armas, presidido por Raúl Castro; y el 10 de octubre de 1958, se firmaba en la Sierro Maestra la ley no. 3 del Ejérci¬to Rebelde que empezaba a poner en ejecución el programa del Mancada, el programa contenido en el histórico alegato de Fidel Castro ante el tribunal que lo juzgaba, Lo Historia me Absolverá. Esa Ley disponía conceder lo propiedad de la tierra a os campesinos poseedores de tierras del Estado, así como a los arrendatarios, subarrendatarios, aparceros, colonos, subcolonos y precaristas que ocupaban lotes de 5 o menas caballerías.
Caro que esta ley era sólo el antecedente de leyes revolucionarias de mayor envergadura histórico. Las dos leyes de reforma agraria —del 17 de mayo de 1959 y día 3 de octubre de 1963--, que liquidaron defini¬tivamente el latifundismo y determinaron que una par¬te de la tierra se entregare en propiedad a los peque
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ñas agricultores y el resto pasara a ser administrada por granjas del Estado; as de nacionalización de to¬das las empresas imperialistas y de todos los medios de producción anteriormente en manos de la burgue¬sía, etcétera. Pero éstos eran ya leyes de la Revolución victoriosa, leyes del primer territorio libre de América.
Y teniendo en cuenta que —como explicó el com¬pañero Fidel ya después del triunfa de nuestra Revo¬lución, el 9 de febrero de 1959—, «la dictadura de Batista no fue la causa sino a consecuencia de lo anterior., el punto culminante de todo ese proceso re¬volucionaria, iniciado el 26 de Julio de 1953, no pudo ser otro que lo declaración histórica hecha par el con¬ductor de nuestro pueblo el 16 de abril de 1961, pro¬clamando el carácter socialista de nuestra Revolución.
Al tomar de esa forma el único camino que con¬duciría a nuestra patria, ya libre e independiente, a la construcción de una nueva sociedad, sin explotadores ni explotados, como parte de a gran familia de pue¬blos socialistas en el mundo, a Revolución enterraba definitivamente el cadáver de a República burguesa y cortaba de raíz los males que nos aquejaron du¬rante siglas.
Conferencia pronunciada ante los delegados cubanos al X Festival de la Juventud y los Estudiantes, el 25 de junio de 1973. Tomada de la revista Islas, no. 51, mayo-agosto
1975.
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¡Alumbra el fundador!
Con todo el rojo de mi flor lo digo. De su olio magisterio y su valor pongo o mi pueblo por testigo.
¡Cuánto riesgo en la vida de este hombre, cuánta luz en la frente de este amigo! Tras su sangre y su nombre
siempre el bárbaro pie del enemigo.
La patria
contrahecha
con relevas de fuego abrió la brecha e incontenible el socialismo avanza. Él es un luchador de esa cosecha junio a la palmo real de a esperanza.
De Julio Antonio Mello
y de Carlos Baliño,
con la consigna de vivir par ello, él recibió la estrella.
Venga a besarla un niño
/en esa mano fuerte en que destella!
Raúl Ferrer
Apéndice
Fabio Grobart,
condecorado con
la Orden.”José Martí»
Compañero Fidel Castro, Presidente del Consejo de Estado; compañeros miembros del Buró Político, del Secretariado, del Comité Central:
Estimados compañeros:
Nos reunimos hay para ejecutar la decisión del Consejo de Estado de nuestro pais de otorgar la Or¬den losé Martí- al compañero Fabio Grobart, en lo jubilosa ocasión de su Septuagésimo Quinto Aniver¬sario,
Se reconoce así su lealtad insobornable a la cau¬sa del socialismo y del comunismo, a firmeza de sus principios ideológicos demostrada a lo largo de toda uno vida, su militante internacionalismo proletaria, sus servicios eminentes o la Revolución Cubana y al socialismo,
Sesenta años de la rico vida del compañero Fabio Grabart han sido dedicadas, día a día. minuto a mi¬nuto, a la causa de la Liberación Nacional y los idea¬les del socialismo y del comunismo, que adoptara en su más temprano juventud. A los 17 años, ingresaba en a clandestina Liga Juvenil Comunista de Byalostock, su ciudad natal en Polonia. Su decidida mi¬litancia lo destaca muy pronto y sufre persecuciones y procesos judiciales. Se ve forzado, una de las mu¬chas veces, a lo largo de sus luchas, a vivir bajo nom¬bres supuestos y a abandonar su región originaria. No escapa, sin embargo, a la implacable vigilancia reaccionara. Debe buscar un terreno más propicia para su acción combativa. Y elige Cubo. En 1924, can 19 años de edad, arriba a nuestro pais.
Pero no ha venido en busca de refugio sino de un nuevo escenario de combate. Después de incorporar¬se a la producción, empieza de inmediato su tarea de diseminar en el proletariado, naciente en nuestro país, la conciencia socialista. Surgen, así, sus prime¬ras contactos con aquella heroica minoría que dio ori¬gen al primer movimiento marxista-leninista de Cuba e ingresa, en 1924, en la Agrupación Comunista de
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La Habana, militando en su Sección Hebrea. Tiene la gloria de participar en 1925. con el seudónimo de Junger, en el Congreso Constituyente del Primer Par¬tido Comunista de Cuba.
Dos años después, a finales de 1926, al quebran¬tarse la Dirección del Partido como consecuencia de los brutales represalias machadistas, Fabio Grobart es aceptado como Miembro del Comité Central. Fue en¬tonces cuando surgió su nuevo nombre de guerra, el de Fabio, con el que le conocerían en lo adelante los revolucionarios cubanos de este último medio siglo.
Lo que significó aquel incipiente movimiento, trans¬formado después en un partido político firmemente enraizado en la clase obrera, ha sido destacado por el compañero Fidel Castro al celebrarse el Quincua¬gésima Aniversario de la fundación del primer Partido Comunista de Cuba y en su histórico Informe al Primer Congreso de nuestro Partido.
Fabio Grobart se entrega por completo a esa gran tarea. Trabaja denodadamente con sus compañeros por rescatar o a case obrero de as tendencias anarcosin¬dicalistas, combativos pero erróneas, y del entreguista reformismo, corrientes ambas que impedían al prole¬tariado cubano avanzar. Pone todo su talento, su paciencia metódica, en transmitir al inexperto Partido la ideología del marxismo-leninismo, que estudia afano¬samente, hasta dominar, para ejercer así un magiste¬rio continuo.
Pero Fabio y sus compañeros están muy lejos de conformarse con ser una simple organización propa¬gandística. Su objetivo era transformar las condiciones políticas y sociales de nuestro país, mirando siempre hacia aquella tarea que Lenin consideró como cardi¬nal en todo verdadero partído del proletariado: a toma del poder revolucionario. El joven Partido se do a la organización sindical en fábricas y talleres, dirige los luchas sindicales y figura en la vanguardia de la
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lucha contra la prórroga de poderes, primera, y contra la tiranía de Gerardo Machado.
Por ese camino, en marzo de 1930, junto a Rubén Martínez Víllena, a cuyo lado trabaja, participo en la organización de la primera huelgo general revolucio¬naria contra Machado, la cual mostró a capacidad de lucha que el proletariado cubano confirmaría tres años después, hasta sacudir los raíces de la dictadu¬ra. Pocos meses mas tarde de esa huelga inicial, cae preso y se decreta contra él la primera de varias de las expulsiones del país a que fue condenado en su actividad de militante.
La lucha be masas obtiene su libertad, con los demás presos políticos. Pasa a la organización del proletariado azucarero en la provincia de La Habana, y, al caer preso nuevamente, en 1932, es deportado de Cuba.
La Unión Soviética, refugio de revolucionarios que reciban allí asilo y estímulo, lo acoge hasta que, al año siguiente, la caída de Machado propicio su nue¬vo ingreso en nuestro país.
La legalidad es efímera, y en 1935, junto con Blas Roca, que era ya el mas alto dirigente de los comu¬nistas cubanos de esa época precursora, es detenido y cumple condena, impuesta por os Tribunales de Urgencia. Al regresar a la libertad, ocupará, por mu¬chos años, la Secretaría de Organización del Comité Central desde la cual desarrolló un trabajo permanen¬te en a formación de cuadros revolucionarios surgi¬dos de la clase obrera y de la pequeña burguesía intelectual, Se multiplica, además, y dirige círculos de estudios, escribe en la prensa diario y en las revistas del Partido. En todos partes del país sus conferencias y charlas contribuyen poderosamente a la extensión del marxismo-leninismo. Junto a Blas Roca y bajo su dirección, compartió la principal responsabilidad del movimiento.
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No extraña, pues, que sobre Fabio Grobart se concentrara, como sobre Blas y Lázaro Peña, todo el odio del imperialismo, la reacción criolla que le ser¬via y sus propagandistas y voceros.
Si se recorren las páginas de la prensa de aquella época, a la cual seria difícil llamar cubana, aparece¬rá allí una imagen siniestra, distorsionada, de Fabio Grobart, presentado como el tenebroso agente prin¬cipal en nuestra tierra de una Internacional Comunista a la cual se describía con perfiles abominables.
Y, sin embargo, aquel hombro calumniado surge ante nosotros, a través de su larga y rica vida, como un ejemplo magnifico del que Máximo Gorki definió como el humanismo proletario-. Su bondad, no in¬compatible en modo alguno con su intransigencia de principias, es bien conocida. Se esforzó siempre par que los comunistas cubanas recordaran que es el hom¬bre el centro de las preocupaciones del bocalismo que queremos crear. Coma dirigente y forjador de cuadras, el ser humano, sus virtudes, sus potencialidades, pero también sus debilidades superables, sus flaquezas comprensibles y sus necesidades que es pre¬ciso conocer y contribuir a resolver, constituyó para él una preocupación permanente. Fue ello lo que le per¬mitió ejercer el magisterio con el cariño y el respeta de todos aquellos que recibimos sus enseñanzas y aprovechamos sus consejos.
Recordó siempre el apotegma de Lenin de que el marxismo "no es un dogma sino una guía para a acción- y trasmitió uno comprensión de le teoría marxista-leninista basada no en el aprendizaje de su letra sino en lo aplicación de su espíritu, ajustándola a las cam¬biantes situaciones históricos y o as decisivas condi¬ciones locales.
No es Cuba sólo la que se ha beneficiado de la experiencia y la contribución de Fobia Grobart. El odio de nuestros enemigos contra este compañera ad¬mirable de quien podría decirse, corno Martí dijo de
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Carlos Marx, que es un hombre «comido del ansia de hacer bien- llegó a ser tan irracional que, para librarlo de sus peligros, el movimiento comunista cu¬bano se vio obligada o sacarlo del país en dos ocasiones distintas, aun en medio de condiciones de
legalidad precario pero utilizable que os efímeros periodos de democracia burguesa propiciaban para el resta de los militantes revolucionarios.
Pero la ausencia no es para el reposo.
En 1951, representa a los marxistas-leninistas cu¬banos en fa publicación internacional -Por una Paz Duradero, Por una Democracia Popular", que recogía el pensamiento del movimiento comunista de aquel tiempo. Se incorpora después, en Viena y en Praga, a la Federación Sindical Mundial, corno representante de los trabajadores cubanos. Allí está, cuando surge lo nueva tiranía de Fulgencio Batista, y desde allí su voz y su trabajo se dedican preferentemente a promo¬ver lo solidaridad mundial con el movimiento revolu¬cionario que culmina con a victoria del Primero de Enero.
Con la Revolución dirigida por Fidel' se garantiza ya su regreso permanente a nuestra tierra. Bajo lo dirección fidelista, participo con entusiasmo en la ba¬talla par la transformación de la antigua semicolonia yanqui en el primer país socialista de la América La¬tino. Se le encomienda la tarea de dirigir el órgano teórico marxista en la nueva Cuba soclallsta, Cuando, en 1965, se organiza el Comité Central del definitivo Partido Comunista de Cuba, no podía faltar allí, don¬de, como dijo Fidel, estaban todos los méritos histó¬ricos, la presencio de Fabio Grobart.
El primer Congreso lo confirmaría en esa condición. Desde el Comité Central y desde la Presidencia del Instituto de Historio del Movimiento Comunista y de le Revolución Socialista de Cubo, rabia Grobart que podría reclamar merecidamente el descansa después de una vida comprometida, de cárceles, zozobras, per
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secución, inseguridad -y desvelos, continúa con el mismo entusiasmo que en 1925, con la mismo entere¬za de principios, sirviendo ala Revolución y trabajando bajo a rectoría de Fidel y de nuestro Comité Central.
El solo reato de esta vida justifica ya el acuerdo del Consejo be Estado al otorgarle lo alta condecoración que hoy impondrá sobre su pecho el compañero Fidel Castro. Los que conocemos su devoción y su comprensión profunda de losé Martí. sabemos que no recibirá premio más alto quien con nosotros conside¬ró como supremo recompensa a apreciación de Fidel de que os comunistas de aquel tiempo, bajo el im¬pulso de Baliño, Mello y Rubén, habamos completa¬do la aspiración nacional de los mambises con a pro¬yección social que asomaba yo en el ideario de Martí.
Pero no es salo la obra realizada, la vida vivida, sino el modo ejemplar de realizarla y de vivirla lo que va envuelto en el reconocimiento que Cuba hace hoy, o través de su Consejo de Estado, de la contribución de Fobia Grobart o nuestro proceso revolucionario.
Recordemos, en primer término, su modestia. Este hombre, maestro de revolucionarios y gua de movi¬mientos que han suscitado el respeto internacional, trabaja como si quisiera pasar inadvertido y recibe as honores merecidos como si constituyeran un privilegio. Su sencillez de dirigente constituye para todos noso¬tros un ejemplo.
La firmeza de sus sesenta años de combate con¬tinua, sin desfallecimientos, ni claudicaciones, debe servir de estimulo permanente o nuestra militancia,
Quedaré también entre nosotros como símbolo del internacionalismo proletario. Desarraigada por la violencia represiva del país en que nació, llegó a noso¬tras no como un emigrante sino como un militante. Supo, con Carlos Marx, que los obreros no tienen pa¬trio en el sentido limitado y chauvinista de quienes quieren hacer del patriotismo un instrumento paro la
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dominación de otros. Pero también aprendió en Martí y en Lenin el verdadero patriotismo revolucionario. Para él socialismo y Cuba, socialismo y liberación na¬cional, socialismo y patriotismo genuino, fueron una constante en medio siglo de ardorosas luchas.
Los revolucionarios cubanos que murieron en Es¬paña, en Angola o en Etiopía, los que trabajan hoy par el desarrollo en África, Asia y América Latina, practican ese internacionalismo de profundo raíz na¬cional.
Querido compañero Fabio Grobart:
Perdónanos que una vez siquiera te impongamos el elogio, que siempre rehusaste. Son pocos los movi¬mientos revolucionarios comunistas que, como el nues¬tro, tienen lo oportunidad de disfrutar, a los cincuenta y cinco años de su origen, la presencia todavía viva y actuante, enérgica y persistentemente juvenil, de uno de sus fundadores.
En nombre de aquellas miles de compañeros o quienes en sus inicios juveniles tú contribuiste o for¬mar, te doy as gracias.
En nombre de nuestro Estado socialista, de su Gobierno, de su Partido, de tus compañeros, de los obre¬ros y campesinos de nuestro pais, de sus intelectuales y estudiantes, te transmito en este feliz Septuagésimo Quinto Aniversario de una vida que entregaste al socialismo y a Cuba, nuestra admiración, nuestro respeto y nuestro cariño.
Discurso pronunciado por Carlos Rafael Rodríguez, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido y Vice¬presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto de imposición de la Orden "José Martí" a Fabio Grobart. Palacio de la Revolución, La Habana. 3 de sep- tiembre de 1980 "Año del Segundo Congreso".
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ÍNDICE
Prólogo 7
Fidel habla sobre Fabio 11
Fabio Grobart, dos veces fundador, habla para los pioneros 13
La primera organización de los jóvenes comunistas cubanos 20
Panorama de la República mediatizada.... .. .. .. .. 39
Poema Fabio Grobart 66
Apéndice Fabio Grobart condeco
rado con la Orden «José Martí» 68
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